«Son mis ojos», así define Abel Beldad Serrano a su perrita Desi desde hace seis años. Una perra guía que forma parte de una humilde familia ciudadrealeña y que ha devuelto la vida a su dueño, Abel. Juntos han estudiado el grado de Historia en la Universidad de Castilla-La Mancha y juntos, como no podía ser de otra forma, lo han celebrado. ¿Cómo? Desi es el primer animal del país en aparecer en una orla universitaria y este detalle ha causado un gran revuelo…
La historia de Abel y Desi
Hostelero de toda la vida. Regentaba el bar Los Arcos en Ciudad Real, pero cuando la ceguera se presentó en su vida tuvo que cambiar el rumbo. Entre sus pasiones sacó a relucir una que nunca había explotado en 56 años y pensó que había llegado el momento. «Como me ha gustado mucho siempre estudiar historia, decidí solicitar el grado. Empecé la carrera y ya este año me gradúo. La culpable de todo esto es mi perra Desi, es la que ha liado el tema», bromea Abel.
Actualmente es el mayor de los 25 compañeros y compañeras que forman el grado, pero ni la edad ni la discapacidad visual le han supuesto un impedimento, «a mi me han aceptado muy bien, tanto profesores como compañeros». Eso sí, asegura que él yendo de la mano de Desi pasa a segundo plano «porque cuando llegamos todo el mundo saluda a Desi, a mí me conocen por ella», ríe.
Anécdotas con Desi
Le pedimos que nos cuente alguna anécdota que haya ocurrido en clase, ya que no es habitual tener un animal en las aulas… Abel no duda. «El primer día que llegué a clase con ella se armó un revuelo que casi no damos la clase con la profesora Verónica Gijón» y cuando se duerme Desi… hay orquesta asegurada, «cuando en clase le doy una chuchería, ella se duerme, pero ronca. Así que a veces la tengo que levantar porque molesta».
Es su día a día, «Desi es un todo, yo no sé ir a ningún sitio sin ella». De hecho, relata Abel que un día, por recomendación de la ONCE, salió solo con el bastón y dejó a Desi en casa, «me perdí, así que no la he vuelto a soltar». Aunque, también reconoce, juntos han vivido alguna aventura... «de vez en cuando nos perdemos, pero tenemos una aplicación con el móvil y enseguida volvemos a la ruta».
Forman un equipo inseparable
«Es mi gran apoyo. Hablo con ella como si hablara con una persona», la pequeña Desi le lleva todas las mañanas al bar de confianza a tomar el café, incluso cuando Abel no se lo ha dicho…», le gusta mucho a Desi la historia, pero le gustan más los bares. Porque siempre que vamos allí, le dan una rebanada de pan, así que cuando salimos de casa, me lleva aunque yo no quiera».
Ella es así, cariñosa, activa y amable. «Hay compañeros que tienen bastón y dicen que no lo cambian por un perro, yo sí. No tiene nada que ver», asegura Abel. La perrita nunca se separa de su lado incluso cuando no le hace falta. Cuenta Abel que cuando están en casa y él va solo al comedor o a estudiar, Desi le sigue, siempre le acompaña.
El día que Desi revolucionó a medio mundo
«Desde que empecé a ir a la universidad con Desi, los profes siempre me decían que la perra tenía que salir en la orla porque se había tragado más horas de clase que muchos compañeros que tengo», y precisamente, fueron estos últimos, los compañeros, quienes por unanimidad, un buen día, decidieron que Desi debía aparecer en la orla del grado.
«Estoy muy orgulloso, nos hemos graduado los dos», está convencido de que sin su ayuda nada hubiera sido tal como es, ni siquiera, parecido.
Abel se quedó ciego por una enfermedad rara
La ceguera de Abel le vino sin avisar. «Empecé viendo nieblas en la playa«, las cuales no existían y «después me di cuenta de que no podía conducir porque iba a tener un accidente». Así fue como se enteró de que padecía una enfermedad rara, neuropatía degenerativa irreversible. «Afecta al nervio óptico. El ojo le manda la información al cerebro, pero el cerebro no la recibe porque no hay fluido».
Tras una larga temporada de aceptación, Abel empezó a echarle ganas a la vida. Tantas que, después de graduarse en Historia, quiere continuar estudiando un máster. Dice que es un hombre muy activo y que gran parte de culpa la tiene su familia, que no le han dejado nunca quedarse sentado en casa.
«Sin la ayuda de las organizaciones, hubiera estado encerrado en casa»
El protagonista de esta historia no quiere terminar esta entrevista sin hacer un llamamiento. «A todas las personas con discapacidad, que no se queden en casa esperando a que le llegue alguna oportunidad, que salgan a buscarla. Que cuenten con la ONCE, con el SAED (la unidad de ayuda para personas con discapacidad universitaria), que les van a ayudar porque ellos tienen herramientas.»
Estas organizaciones disponen de psicólogos que les pueden aportar muchas cosas buenas, «somos personas que también necesitamos cariño», además le han facilitado herramientas para poder estudiar, aplicaciones, un lector digital, un audiolibro o el ordenador adaptado, entre otros avances.
Y aunque a veces Abel tenga que vivir momentos «embarazosos» con el resto del mundo, ya lo ha superado. «Hay de todo y para todos. Ha habido gente que no le gustan los perros y no me dejaban entrar con ella al supermercado», pero de inmediato les explicaba que se trataba de un perro guía y la historia cambiaba.
«Un perro guía tiene derecho a pasar a todos los sitios, a todos los establecimientos públicos, excepto a un quirófano», es algo que tiene grabado a fuego Abel, porque para él, Desi no es una mascota normal, son sus ojos, incluso también sus pies y sus manos. Con ella, siempre, se siente seguro.
Abel Beldad y su perra guía, un ejemplo de superación en la última promoción de Historia de la UCLM