La escritora alcarreña Clara Sánchez, ganadora anoche del Premio Planeta con su novela «El cielo ha vuelto», afirma que con esta obra quería denunciar el «vampirismo» al que nos vemos sometidos en las relaciones personales, pero también como sociedad.
En declaraciones a Efe, Sánchez ha dicho que le gusta escribir del presente y de la actualidad, pues prefiere «atrapar ese presente en una historia, porque eso me permite reflexionar y meditar sobre el mundo».
La novela ganadora se centra en Patricia, una exitosa modelo de pasarela que, a la vuelta de un viaje a la India, recibe en el avión una revelación de una vidente: alguien desea su muerte y le va a hacer la vida imposible. Y ese anuncio cambiará todas sus relaciones, con su familia, con su marido, con su entorno más cercano.
La vena social que le llevó a hablar de los supervivientes nazis en la España actual o de los niños robados del franquismo en novelas anteriores es la que ahora conduce a la autora a declarar: «Me horroriza la desvergüenza, la canallada, la corrupción, estos políticos que no tienen dignidad, que no piensan en la gente que les ha votado, esos banqueros desalmados».
Y su respuesta ante «tanta codicia» es también clara: «La sociedad tiene que ser más exigente y establecer mecanismos de control verdaderos y fuertes, exigir transparencia».
Confiesa Sánchez que sus novelas «no son militantes», pero sí contienen «personajes que se encuentran entre fuerzas que no saben controlar, que es lo que les pasa a las víctimas de las preferentes».
La «desconfianza» atraviesa la trama de la novela ganadora del Planeta, reconoce la autora, una desconfianza que «nos lleva a no poder depositar nuestra fe en personas como el director de la sucursal bancaria de la esquina».
La escritora manchega ha querido indagar en esa desconfianza, en «saber si nos puede abocar a la crueldad o la lucidez, si nos puede llevar a la fortaleza o a la debilidad».
«El cielo ha vuelto» está escrito en clave de «thriller», «sin llegar a ser una novela negra clásica», en la que la protagonista «lucha por situarse en el universo, por saber quién es y acaba viendo a su familia de otra manera, a detectar que hay personas a su alrededor que la están vampirizando», empezando por su marido, un pintor en horas bajas.
«A los vampiros de hoy, más que la sangre, lo que les gusta son las neuronas», repone Sánchez.
No llega a ser novela negra, pero hay «mucha intriga, psicológica y física, que hace avanzar la historia», añade.
A pesar de que la protagonista se mueve en el mundo de la moda, la ganadora del Planeta advierte que no se trata ni de una crónica ni de un ensayo sobre la moda: «Escribo novelas, no ensayos sociológicos; pero como tengo una dimensión moral, eso se traduce en lo que escribo».
Al final, todo en esta novela gira alrededor del amor, resume Sánchez sin querer desvelar el desenlace, pues la protagonista debe averiguar quién de esas personas de su alrededor no la quiere.
«Por la vía del sentimiento, de la emoción, podemos dominar a otra persona, y hay mucha gente que está muy entrenada en esa capacidad de meterse en la mente de otro, en su mundo de necesidades», como pasaría con Elías, el marido de la modelo, que la autora define como «un comecocos integral».
Clara Sánchez, que se ha convertido en la escritora número 14 en ganar el Planeta, aprovecha esa circunstancia y que la última Nobel de Literatura fuera la canadiense Alice Munro para decir que, «aunque hoy se respeta la labor de escritura de las mujeres, debería haber más en esa lista de ganadoras del Nobel».
Menciona como merecedoras de esa distinción a Ana María Matute, a Mercè Rodoreda, Natalia Ginzburg o Flannery O’Connor, escritoras en las que ella piensa cuando sufre un bloqueo creativo.