Los mercados se han puesto a lo suyo; es decir, a ganar dinero y tal señal llena de euforia a gobernantes, banqueros y poderosos en general. No digo yo que sea una mala noticia, que no lo es, pero no debemos olvidarnos que la macroeconomía (esa entelequia llamada los mercados) y la microeconomía (el pueblo) son realidades distintas que han pagado la crisis de muy diferente manera.
De hecho, los que la han pagado han sido los ciudadanos, sean trabajadores, pequeños empresarios o pensionistas, que han debido correr con el pago de la fiesta en forma de impuestos y recortes de los que salía el dinero o la credibilidad para el salvamento del sector financiero, ese que ahora canta eufórico con trinos de Emilio Botín que el dinero ha vuelto y entra por todas partes en España. Pero no es para todos. Ni se reparte por todos lados.
Sí; el dinero ha vuelto, pero no para todos. Porque el crédito sigue parado, las empresas asfixiadas y los españoles sin trabajo suficiente. No nos olvidemos.
La Bolsa sube, pero es la de las cotizaciones, porque el pueblo sigue con bolsa vacía y dejándose la vida en el intento de subsistir.
Si solo se tratara de salvar la macroeconomía, Catar sería un país extraordinario. Sus grandes números son de vértigo. Pocos países tienen más dinero para invertir y gastar que Catar. Sin embargo, su sociedad es un régimen aún semifeudal, totalitario y de espaldas a las libertades y los derechos de sus súbditos, no digamos ya si son mujeres. ¿Cambiaríamos la vida en España por la vida en Catar por muy solvente que sea su economía y su crecimiento?
Son los de la micro los que votan y eligen a los gobernantes y lo hacen para que funcionen igual de bien las grandes cuentas y las pequeñas. Desde luego esta crisis ha demostrado que los mercados pueden someter la democracia, burlar el sufragio universal y poner o quitar gobernantes a su antojo, pero la cita con las urnas sigue siendo un deber ineludible y una sentencia cada cuatro años y eso está en manos de los pequeños, los que siguen sufriendo, los que aún no tienen crédito ni se han ocupado de ellos los inversores, esos que vuelven a España porque somos un país de saldo, en rebajas, de oferta de sus mejores joyas empresariales o inmobiliarias.
De manera que no lancemos las campanas al vuelo. Para Botín ha pasado la crisis. Para los que gobiernan en España queda mucho por hacer. El dinero ha vuelto a España… Pero no para todos por igual. Ni se ha repartido por todas partes.