Los americanos, como nadie se lo impide y hacen lo que realmente les da la gana, un día de estos se van a poner a espiar a Dios y, de paso, al diablo. Contarán con el consentimiento de la mayoría de sus compatriotas y aquí paz y después gloria. Para mayor vergüenza mundial y millones de ciudadanos impotentes porque la ley y la (in)Justicia la tienen de su parte.
Bueno, no nos rasguemos las vestiduras por los yanquis, porque es lo mismo que hacen todos los países que quieren estar en la pomada, el nuestro incluido, y nos tenemos que resignar a que en nombre del Estado se pueda violar la intimidad de cualquiera que resulte sospechoso de lo que sea. Inlcluidos aquellos que piensen de forma diferente, porque a este paso ser demócrata se va a convertir en ver, oír y hablar igual que lo hacen quienes mandan, o de lo contrario te envían a galeras.
Se acabó, en realidad fue hace mucho tiempo, que sólo los jueces pueden autorizar el espionaje en forma de pinchazos telefónicos. Esto es una burla, una más. Porque sabíamos que todos los países lo hacen, pero cuanto te pillan al menos que se te ponga la cara colorá y que la Justicia actúe de oficio.
Póngase usted a pinchar el teléfono de su vecino, de su mayor enemigo o incluso el de su amigo y como le pillen verá la que le cae. Si no tiene poder, claro. Si es poseedor de él y además lo ejerce, campe a sus anchas, que tiene más privilegios que cualquiera y la ley se va a poner de su parte.
El famoso Watergate que acabó con Nixon no volverá a repetirse porque hoy sería legal. Una vergüenza.
LAS VÍCTIMAS SON LAS ÚNICAS QUE HAN MANTENIDO EL MISMO DISCURSO
Legalización de Bildu, entrada en las instituciones públicas, manejo de dinero de los impuestos de los españoles, puesta en libre circulación de un sanguinario como Bolinaga, sumisión ante la Justicia cuando nos interesa, absolución de policías que advirtieron a ETA porque parece ser que el fin justifica los medios…
Nada es casualidad, que no les engañen.
Son los ejemplos que conocemos. Mejor que obviemos los que no.
En toda esta historia las únicas que han mantenido el mismo discurso han sido las víctimas. Pero las de verdad. Porque serlo, serlo… lo somos todos, pero ellas especialmente. Siempre escuché aquello de que las leyes están para cambiarlas. Pero no a destiempo.
Las víctimas, sí, las únicas coherentes que han mantenido su discurso desde el principio hasta el final.
Los políticos no. Hacen una cosa y dicen que han hecho lo contrario. Otra burla más.
cesardelrio@encastillalamancha.es