sábado, 23 de noviembre de 2024
31/10/2013junio 12th, 2017
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Comparto plenamente el mensaje de don Felipe en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias. Me refiero a su descripción de España como una nación que nunca se ha rendido ante la adversidad. Y lo de recetar coraje y solidaridad como actitudes para salir de la crisis.

“Somos una sociedad fiel a nuestra vocación europea, orgullosa de nuestra dimensión iberoamericana, consciente de nuestro lugar y responsabilidad en el mundo. Y estamos abiertos a él. Una nación que han construido millones y millones de ciudadanos a lo largo de los siglos y que hoy, todos juntos, en un proyecto compartido, tenemos la responsabilidad de continuar, en una gran tarea siempre inacabada. Una Nación que nunca ha claudicado frente a la adversidad ni ha renunciado a ningún sueño. Una nación cuya historia es fundamental para entender y explicar la historia de la Humanidad», dijo el heredero de la Corona en el que se considera su único discurso propio a lo largo del año.


Cierto. Pero no podemos obviar que hay otra España que dibujó Antonio Muñoz Molina, el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, nuestro genial autor. Adoptando ese papel del intelectual comprometido con su patria, tan en desuso, nos recordó la España donde las injusticias quedan impunes y en la que la trampa y el enchufismo pesan más que la capacidad y el mérito.

«Es casi frívolo divagar sobre la falta de correspondencia entre el mérito y el éxito en literatura en un mundo donde los que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más pudientes aumentan obscenamente sus beneficios, en un país asolado por una crisis cuyos responsables quedan impunes mientras sus víctimas no reciben justicia, donde la rectitud y la tarea bien hecha tantas veces cuentan menos que la trampa o la conexión clientelar; un país donde las formas más contemporáneas de demagogia han reverdecido el antiguo desprecio por el trabajo intelectual y conocimiento». Así es, don Antonio.

Hay una España que no se rinde y otra que deja impunes las injusticias… ¿Cuál ganará a la crisis?

Hay una España que es una gran nación forjadora de la historia universal y otra que prefiere el clientelismo al mérito, la frivolidad al trabajo intelectual, el entretenimiento cutre a la ciencia… ¿Cuál ganará la crisis?

Los excesos que han provocado la ruina del país, de sus pueblos, ciudades, comunidades autónomas, cajas de ahorro, decenas de miles de empresas y seis millones de parados están sin castigar, ni siquiera con la vergüenza de haber sido señalados.

El pueblo, empobrecido cada día más, clama justicia pero no la obtiene. Proliferan los expertos que vaticinan una España que sale de la crisis con una clase media más que dañada en su estatus económico.

España es una gran nación, pero también un país en el que los jóvenes de más talento o emprendimiento acaban exiliados laboralmente en países que hasta ahora considerábamos menos desarrollados que el nuestro. 

Hay una España que no se rinde y otra que deja impunes las injusticias… ¿Cuál ganará a la crisis?

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