martes, 26 de noviembre de 2024
Hoy ha sido presentado 28/10/2013junio 12th, 2017

Desde hoy y hasta su regreso a la sacristía de la Catedral de Toledo para participar en los actos conmemorativos del IV centenario de la muerte de El Greco de 2014, el visitante del Museo del Prado de Madrid podrá admirar la obra «El Expolio» del pintor cretense, expuesta provisionalmente en la sala 9 B, una en las tres salas permanentes dedicadas al artista y en las que también se podrá contemplar «La Trinidad», otra de sus grandes creaciones realizada al poco tiempo de su llegada a España.

A la presentación de la obra han acudido el presidente de la Fundación El Greco 2014, Gregorio Marañón; el deán de la Catedral de Toledo, Juan Sánchez; el restaurador del Museo del Prado, Rafael Alonso; Hernán Cortes, patrono del Museo Nacional del Prado; José Pedro Pérez-Llorca, presidente del Real Patronato del Museo Nacional del Prado; y Manuel Marín, presidente de la Fundación Iberdrola, entre otros.


Según informa el Museo del Prado en nota de prensa, «El Expolio» -que fue realizado para el sagrario de la Catedral de Toledo- ilustra el momento en que Jesucristo, culminada su ascensión al Monte Calvario, es despojado de sus vestiduras antes de ser clavado en la cruz. Se trata de una composición de gran originalidad, basada en fuentes muy diversas, tanto literarias como visuales, y en la que el espacio tradicional se ha comprimido para transmitir al espectador el acoso físico y moral que padece el protagonista. La intensa expresividad de las cabezas, concebidas con un completo repertorio de soluciones pictóricas, muestra la altura artística alcanzada por El Greco en esas fechas.

El buen estado de conservación de la obra ha propiciado que la intervención de Rafael Alonso, restaurador del Museo del Prado, haya consistido, básicamente, en la reintegración y consolidación cromática de levantamientos y pequeñas pérdidas en el borde inferior y la realización de una limpieza que ha recuperado el equilibrio de las luces y las sombras mejorando las relaciones espaciales y cromáticas y, con ello, la visión global de la composición.

Junto a «El Expolio» se pueden contemplar la reflectografía infrarroja y la radiografía de la pintura, técnicas de estudio que, por primera vez aplicadas a esta obra, permiten comprobar que el pintor no realizó cambios sustanciales en la composición inicial lo que indica que El Greco concibió una idea general que fue cuidadosamente trabajada de antemano. La reflectografía infrarroja revela cómo la construcción de la pintura se llevó a cabo a partir de una mancha o esbozo general realizado con pincel y con pigmentos muy diluidos que luego fueron concretándose a través de toques más precisos y decisivos. Toques que modelan la cabeza de Cristo con delicadas pinceladas entrecruzadas mientras que las de los personajes del fondo quedan prácticamente esbozadas, explícitamente difuminadas o sugeridas mediantes atrevidos golpes de color.

Las pequeñas superposiciones y rectificaciones que se detectan son propias de una composición de grandes dimensiones. La radiografía muestra que El Greco trabajó sobre una tela cuyos hilos dibujan formas romboides, un tipo de lienzo denominado «mantelillo» muy utilizado en la pintura veneciana, y únicamente constata algunas rectificaciones en torno a la figura de Cristo y en el madero que manipula el carpintero.

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