Los militantes socialistas se comportan disciplinadamente a la hora de votar y procuran que sus diferencias internas no se hagan públicas para no dar bazas al enemigo. Pero los resultados de casi unanimidad con los que se han saldado la votaciones de las gestiones de los aparatos federal, regional y provinciales, no han podido evitar encendidos debates a favor de una mayor participación o críticas directas a los líderes.
Un ejemplo lo encontramos en la asamblea local que se celebró en Albacete hace unos días para elegir a los delegados a los diferentes congresos y votar la gestión de las ejecutivas federal, regional y provincial.
En pleno debate del informe de gestión de la dirección regional, un militante tomó la palabra para pedir el voto contrario de la asamblea a la gestión realizada por José María Barreda al frente de la Comisión Ejecutiva del PSOE de Castilla-La Mancha. La razón que esgrimía este militante es la política del agua que ha defendido Barreda en sus años de presidente de la comunidad autónoma.
El interviniente, a quien se describió a encastillalamancha.es como un profesor universitario ligado al exlíder socialista Juan de Dios Izquierdo, criticó duramente la línea seguida por el expresidente, por considerar que había generado un enfrentamiento dentro del PSOE en España y entre comunidades autónomas.
También acusó a Barreda de tomar un camino que no tenía respaldo popular y que recogía la política del agua y las sugerencias defendidas por la organización agraria Asaja, a la que los socialistas consideran cercana al Partido Popular.
El resultado final fue de apenas una decena de votos en contra para la gestión de Barreda en una asamblea a la que asistieron varios cientos de militantes.