La ola de solidaridad desatada tras el comienzo de la invasión rusa de Ucrania no ha parado en la provincia. Carcelén ha sido uno de los últimos pueblos en sumarse a estas iniciativas, acogiendo a seis refugiados ucranianos, cinco mujeres y un niño, en una de las casas rurales del municipio.
Asimismo, desde el Ayuntamiento pusieron en conocimiento de la Junta la posibilidad de fletar un autobús para llevar ayuda humanitaria y recoger a cerca de medio centenar de personas. No obstante, las necesidades han ido variando en función de los acontecimientos, por lo que hasta el momento, el pueblo continuará trabajando por dar «las mejores condiciones de vida posibles» a los seis refugiados.
El mundo rural como entorno seguro
Su alcaldesa, María Dolores Gómez, ha destacado la importancia de crear un entorno seguro y acogedor para estas personas, ambiente que, asegura, se da en los pueblos pequeños. «Aquí somos más protectores, más seguros y acogedores, es un escenario idóneo para personas que huyen de una realidad dramática como es la guerra, haremos todo lo posible para que se encuentren bien», asegura.
Como explica la primera edil, el menor ya ha sido escolarizado en el instituto de Alpera y las mujeres se están integrando con el resto de vecinos, aprendiendo español y conociendo la localidad.
«De momento se encuentran en la fase de acoplamiento, son personas que han estado viajando varios días, tuvieron que dejar su casa de forma muy precipitada, ya tienen toda la documentación correspondiente y ahora queremos que se adapten y descansen«.
Podrán trabajar cuidando a los mayores del pueblo
De cara al futuro, para los refugiados que quieran continuar en el municipio, el Ayuntamiento plantea la posibilidad de ofrecer trabajos relacionados con el cuidado de sus mayores. «Si quieren seguir con nosotros exploraremos vías de empleo en torno al acompañamiento y el cuidado de las personas mayores«.
Por ahora, continúan adaptándose y aprendiendo las costumbres de su nuevo lugar de residencia. «Tienen muchas inquietudes por conocer nuestra gastronomía, nuestro idioma y nuestra cultura, están en ese proceso de adaptación, es algo nuevo que hace unas semanas no nos hubiésemos planteado, pero ya son unas vecinas más«.
Desde el consistorio continúan a disposición de la Consejería de Bienestar Social, para ayudar en lo que sea necesario, y mantienen la oferta de dos plazas en la vivienda tutelada de la localidad, así como un listado con casas de particulares que se ofrecen como hogares de acogida.
«Carcelén es un pueblo solidario y lo vamos a seguir siendo, ayudando en todo lo que podamos y dando la mejor acogida a estas personas que solo quieren vivir en paz».