Después de tres semanas de duro trabajo y casi 25.000 euros recaudados, la Expedición Solidaria de Albacete pone rumbo a Ucrania desde el Estadio Municipal Carlos Belmonte.
Un total de 10 voluntarios, cuatro furgonetas y un autobús han salido sobre las 11.00 horas de esta mañana desde la ciudad manchega, dirección a la frontera de Polonia con Ucrania.
El objetivo es llevar material humanitario y recoger a cerca de medio centenar de refugiados. «Vamos a estar tres días echando una mano en lo que podamos, ayudando a las ONG que están allí trabajando y viendo un poco qué podemos hacer», ha explicado Carlos Tébar, voluntario de la expedición.
«Albacete se ha volcado»
Lo que comenzó con un llamamiento para conseguir financiar un vehículo de nueve plazas, ha acabado con tres furgonetas llenas de ropa, material sanitario, entregado por el Colegio Oficial de Médicos, embutidos envasados al vacío y carritos para bebés. Productos donados por la ciudadanía de Albacete, «que se ha volcado con la causa». Además, al convoy se suma un coche más con material de los almacenes de la cantante de ópera Elvira Poyenova.
«Es una barbaridad teniendo en cuenta que solo llevamos tres semanas, me parece un récord haber conseguido casi 25.000 euros y tantos productos en tan poco tiempo, la ciudad, las instituciones y las personas a nivel particular se han volcado», celebra Tébar.
Donaciones de última hora
Una solidaridad que ha durado hasta el último momento. «Ayer lanzamos un llamamiento urgente porque necesitábamos sillitas para bebés, porque no sabemos todavía a quién nos vamos a traer, y la respuesta de la gente fue abrumadora, tanto Antonio como Víctor y Mesi decían que no podían coger más teléfonos, estuvieron tres horas recibiendo llamadas sin parar, atendieron casi a 50 personas cada uno, más los mensajes de WhatsApp».
Llamadas que todavía esta mañana llegaban de personas que querían donar sus carros de bebé.
«Es que es un proyecto super bonito y la gente ha respondido así de bien», señala Carlos.
De scout a voluntario
Él era scout y, como sus compañeros, no quería quedarse de brazos cruzados ante la crisis humanitaria que estaba viendo. «Pregunté si en el grupo scout se estaba moviendo algo para ayudar a Ucrania y me dijeron que no, pero que en Albacete había una iniciativa por redes sociales, junto con mi amigo Raúl (también voluntario en la expedición) contactamos con los chicos, nos comentaron el proyecto, nos gustó y vimos que podíamos echar una mano, y aquí estamos, eso solo fue hace 10 días», explica.
Como él, el resto de integrantes se fueron sumando a la iniciativa, desde estudiantes, como los propios organizadores del proyecto, hasta bomberos o personas vinculadas a voluntariados de la Iglesia.
«Estamos muy animados y emocionados, pero lo que dejamos aquí también es muy importante, dejamos a nuestras familias y nuestra gente, esperamos que se de todo bien porque donde vamos realmente no es una zona de conflicto, pero vamos a ver a gente sufrir«, reconoce pocos minutos antes de partir.