El Viernes Santo volvió a lucir con todo su esplendor en el casco histórico en Toledo, con la salida de las cuatro procesiones y ante un público multitudinario y emocionado, después de tres años de ausencia, los dos últimos debido a la pandemia y 2019 a causa de la lluvia que cayó en la capital regional.
El desfile procesional, cuyo ritmo fue más lento que en ocasiones anteriores, permitió a los ciudadanos disfrutar de las orquestas, la belleza de las imágenes y le entrega de los encapuchados, que compartieron recorrido, entre, otras zonas, en las calles Hombre de Palo y Comercio y en la Plaza de Zocodover.
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