La Guardia Civil ha puesto puertas al campo. Y lo ha hecho con la creación de equipos especializados para la prevención y persecución de los robos en las explotaciones agrarias y ganaderas, los ROCA, dentro de un plan que en sus apenas dos meses de vida ya ha logrado reducir estos delitos en un 5 por 100.
Aunque este tipo de delincuencia representa sólo el 5 por ciento de la criminalidad en el ámbito de la Guardia Civil, los robos en el campo, que se incrementaron como consecuencia de la crisis, han generado en el sector una inseguridad que el instituto armado ha querido atajar con este plan.
Como explica a Efe el «padre» de esta iniciativa, el comandante Jesús Gayoso, los ROCA ya están implantados en todas las comunidades autónomas, salvo en Cataluña y País Vasco, que cuentan con policías autonómicas integrales, y Ceuta y Melilla.
Un total de 93 equipos, o lo que es lo mismo, 500 agentes (el plan comenzó con 55 grupos y 275 guardias) están plenamente dedicados a la investigación y persecución de los robos en el ámbito rural, con especial incidencia en las quince provincias donde se produce el 74 por ciento de las 15.000 infracciones penales de este tipo contabilizadas al año.
Almería, Valencia y Sevilla son, por este orden, las provincias más afectadas. Completan el listado de las quince Zaragoza, Albacete, Ciudad Real, Toledo, Badajoz, Cáceres, Córdoba, Huelva, Granada, Murcia, Alicante y Castellón.
Esteban es un agricultor de Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Hace un tiempo fue víctima de un robo o, más bien, de un destrozo. Unos ladrones «inútiles», relata a Efe, intentaron sustraerle 14 placas solares y cortarlas con un arco de sierra.
Tal fue su impericia que las placas cayeron y se rompieron. Por supuesto, dice Esteban, no se las llevaron, pero los frustrados ladrones destrozaron una inversión de 15.000 euros.
Fue una época, subraya este agricultor, en la que se instalaron más placas solares, pero los continuos robos «cortaron el futuro» de mucha gente de Alcázar que se desanimó y ya no se atrevió a insistir en este tipo de inversiones de energía alternativa.
Gracias a la puesta en marcha del equipo ROCA en la ciudad manchega, Esteban ha observado mayor seguridad, pero «el campo es muy grande» y su total vigilancia muy complicada. De todos modos, insiste este agricultor, el problema sigue siendo la justicia, porque los guardias civiles y los policías se «exponen» y al final los detenidos «salen a la calle».
Primeras horas de la mañana. El capitán Mayorales, que dirige la cuarta compañía de la Guardia Civil en Alcázar, supervisa el «briefing» del equipo ROCA, formado por el cabo primero Monte y otros tres agentes.
En el estadillo figuran cuatro robos entre Socuéllamos y Tomelloso. En tres de ellos se ha sustraído gasóleo de los motores de riego y en el otro las herramientas de una nave a la que los ladrones han accedido por un butrón en tejado.
Hay que analizar ahora si hay coincidencias con otros robos, comprobar las marcas que han dejado los vehículos utilizados por los ladrones….
Día de mercadillo en la ciudad. Los ROCA, con permiso de la Policía Nacional (Alcázar es territorio de este cuerpo), con la que existe una importante coordinación, según Mayorales, echarán un vistazo por si se han puesto a la venta algunas de las piezas robadas.
Otro punto de investigación será uno de los desguaces y chatarrería de la localidad, donde los lunes el trasiego de vehículos con mercancía, alguna robada, es mayor.
A la entrada, los agentes supervisan el motor que dos hombres de origen magrebí portan en una carretilla y buscan el número de bastidor por si coincidiera con el de algunos de los motores cuyo robo ha sido denunciado.
Mayorales explica a Efe cómo han descendido los robos en su demarcación y valora la puesta en marcha de un plan que ha permitido a los agricultores y ganaderos «poner cara» a los agentes y un mayor acercamiento de la Guardia Civil a las potenciales víctimas, así como a las asociaciones y sindicatos agrarios.
«Tocaremos madera», pero «han bajado bastante los delitos desde la creación de los ROCA y se han calmado los ánimos», prosigue Mayorales, quien resalta la dificultad de la investigación en este área a la hora de encontrar huellas en la inspección ocular o contar con testigos.
El comandante Gayoso confirma esta tendencia a la baja, que ya comenzó a observarse en agosto, el primer mes de este año en el que la curva de la gráfica de los robos en el campo fue descendente, ya que se produjeron casi 1.300 delitos, 150 menos que en el mismo mes del año pasado.
A partir de ahí, y con los ROCA o «ángeles de la guarda de los agricultores», como les denomina el comandante, han seguido descendiendo, a la par que aumentando el número de detenidos y el grado de esclarecimiento.
Uvas, almendras, piñas, animales, motores, productos químicos, gasóleos y todo tipo de metales, sobre todo cobre, son objeto de deseo de los ladrones del campo, a veces temporeros que la crisis ha dejado sin trabajo y que recurren al robo para poder vivir.
Pero también bandas perfectamente organizadas asentadas en grandes ciudades y que se desplazan para lograr su botín más goloso, el cobre, o piezas que llegan a pesar hasta 2.000 kilos.
Y para que esto ocurra lo menos posible, la Guardia Civil complementa su trabajo con el reparto entre los propietarios de las explotaciones de dípticos con consejos para evitar que sean víctimas y con la próxima puesta en marcha de una aplicación para móviles que les permitirá acceso directo al instituto armado.