«Qué persona no ha pasado por mi casa, ¿el Papa? Hasta los chorizos!». Así de espontáneo y distendido ha resumido Lucio Blázquez, el prestigioso empresario hostelero, dueño del castizo restaurante Casa Lucio, en Madrid, su vivencia de casi 68 años dedicado a la restauración.
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Lucio Blázquez ha mostrado todo su talante dicharachero y afable a preguntas de los medios de comunicación antes de recibir un homenaje de la Escuela Superior de Gastronomía y Hostelería de Toledo, en acto organizado por la Fundación Cofradía del Ciento, como responsable de la gestión de la escuela.
«Para mí es como si fuera el día primero, un orgullo que no se puede aguantar», ha valorado el homenajeado, «porque con 67 años de profesión sigo trabajando. Soy un trabajador nato y me gusta estar dando la cara todos los días del año, por la mañana y por la noche. Es como si tuviera 13 años», cuando empezó como chico «para todo» en el Mesón El Segoviano, en la Cava Baja, en Madrid, ha rememorado.
¿El secreto?, según Lucio, «tengo la salud bien y es donde más me divierto, y eso que conozco a todo el mundo y he alternado con todos los personajes del mundo, porque no hay en España ni una persona que conozca más gente que yo, que haya servicio a más personajes. Me lo paso como Dios, como si tuviera 12 años».
A los alumnos de la escuela toledana les ha relatado algunas de las mil y una anécdotas que ha vivido desde sus inicios, pero les ha aconsejado que «trabajen, trabajen y trabajen, y sean buenos compañeros, que se quieran unos a otros, que no se tengan envidia».
«Lo que hay que hacer para triunfar en la vida», les ha transmitido, «es que cuando vayas por la calle no diga nadie que por ahí va un mamón de tío, y si que por ahí va un señor».
Una receta que, ha añadido, tiene que ser en la que se fijen los aspirantes futuros a empresarios del sector: «llevar siempre la misma línea, recta, muy bien pensada y calculando el resultado que te va a dar. Trabajo y humildad», ha simplificado.
Listo y hábil, ante la afirmación del presidente de la Fundación Cofradía del Ciento, Carlos Nuere, de que Lucio «es más relaciones públicas, don de gentes, de servicio, de trato a la gente» porque «cocinero no ha sido nunca», ha contestado que «a mí me dieron el premio como mejor relaciones públicas de Madrid hace muchos años».
Y, ha atajado, «pero no me costaba ningún trabajo, porque haciendo las cosas bien, tratando las cosas bien y no haciendo nada mal queriendo, las gente te lo aprecia».
Sobre la forma hacer su plato más famoso y mundialmente conocido, los huevos estrellaos, el maestro ha tirado de manual: «han subido más de 100 señoras a la cocina, lo han visto, y a los ochos día han venido y me han dicho: qué canalla eres, nos enseñas como se hacen los huevos porque sabes que no los vamos a hacer igual que tú».
Lucio ha concluido que él no nota la crisis «gracias a Dios» porque «mi casa siempre esta llena».
«Tengo los mismos productos, sigo la misma trayectoria de cuando empecé, pero con el mejor género del mundo, lo más caro y lo mejor, y además cobrando lo más barato y lo mejor posible», ha reseñado.
El presidente de la Cofradía del Ciento, que integran medio centenar de personas de toda España «dedicados a la restauración, buenas personas y profesionales», ha explicado que el homenaje está motivado por ser «un hombre extraordinario, con unos valores humanos y profesionales cien por cien».
Además, «para hacerle saber que todos le tenemos afecto y cariño, le queremos y no le tenemos envidia».
El director gerente de la Escuela de Toledo y de la Cofradía, Manuel Conde, ha completado que el homenaje es para dar a conocer a los casi 200 alumnos que siguen el actual curso que «ha habido otros momentos también muy complicados y queremos que vean donde estaban antes nuestros profesores, líderes, y hasta donde han llegado».
«Queremos decir a nuestros alumnos que tengan la paciencia suficiente para decir a todos que vamos a salir, con esfuerzo, perseverancia, método y van a llegar donde ellos quieran», ha dicho.
Conde ha asegurado que el 96 por 100 de los alumnos «están trabajando» y ha precisado: «queremos un centro de gran especialización y que todo el mundo se forme en la escuela, para dignificar la profesión».
Ha concluido que la comida de gala en honor a Lucio, que han preparado quince alumnos de segundo, «es un test importante para saber que está bien y que falta hasta final de curso».