Rosana, a la derecha de la imagen, busca a su hermana porque piensa que es un «bebé robado». A la izquierda, Prado Gonzalo, que también busca a su hija.
«Fue en octubre del año pasado cuando mi padre me dijo que mi madre nunca llegó a ver a la niña muerta, cuando yo siempre pensé que sí había sido así. Entonces fue cuando caí en la cuenta de que algo había sucedido y empecé a buscar documentación sobre la muerte de mi hermana nada más nacer. Y no he conseguido nada. Encontré el legajo del aborto pero no pone la causa de la muerte, en el cementerio de Ciudad Real no consta ningún enterramiento de mi hermana…».
Conclusión, que a Rosana Cantero Santos, natural de Santa Cruz de Mudela (Ciudad Real) y presidenta de la Plataforma de Bebés Robados de Castilla-La Mancha, que comenzó a funcionar hace apenas dos meses, en octubre pasado, nadie le quita de la cabeza que su hermana, nacida el 9 de abril de 1972 y oficialmente dada por muerta aunque no haya documentación al respecto, «está viva. Y te voy a contar por qué».
Rosana, tal y como ha narrado a encastillalamancha.es, recuerda que su madre dio a luz a una niña en la fecha mencionada anteriormente «en el sanatorio Nuestra Señora del Pilar, en Valdepeñas (Ciudad Real), que ya no existe. Nació bien, pero por una cuestión del líquido amniótico a la niña se la llevaron al hospital de Ciudad Real y a mi madre la dejaron en Valdepeñas. Mi padre cogió el coche y se fue detrás de la ambulancia. Pero cuando llegó le dijeron que podía regresar, porque allí no iba a poder hacer nada. Esa misma tarde nos dijeron que la niña estaba muy bien».
Hasta que apenas horas después, «a la una de la madrugada, nos llamaron para decirnos que la niña había muerto. Mi padre se fue a Ciudad Real, al hospital, y una monja le sacó a un patio y allí, en una mesa de piedra, estaba lo que se supone que era el cuerpo de una niña. Total, que mi padre dijo que se la llevaba a Santa Cruz de Mudela, pero le dijeron que no, que el entierro tenía que ser en el cementerio de Ciudad Real porque había fallecido antes de cumplir las 24 horas de vida. Entonces le facilitaron una caja de madera y metieron el cuerpo que le habían enseñado, pero en el propio cementerio le comunicaron que no podían enterrarlo allí porque era un feto y que finalmente no podía utilizar esa caja de madera. Por lo que mi padre hizo un agujero al lado de un árbol y le dieron una caja de cartón, de esas de galletas, donde le dijeron que ahí estaba el cuerpo de la niña, pero él nunca llegó a ver que lo cambiaban de la caja de madera a la de cartón. Dio por hecho que estaba allí».
«CREO QUE MI HERMANA ESTÁ VIVA…»
«Creo que mi hermana está viva…», insiste Rosana. Por eso se puso a buscar la documentación que le pudiera sacar de su error o que confirmara su intuición. Y hasta el momento, nada de nada. En mayo denuncié en el Juzgado y conté los hechos, pero de momento no me han contestado. He solicitado los libros escritos ese año: el de la incubadora, el de las defunciones, el de las aguas de socorro… Y todavía nada».
Lo que sí sabe es que hay muchos niños «que fueron adoptados en Ciudad Real que están en Murcia». La madre de Rosana falleció hace nueve años. Son cuatro hermanos. Porque después de tres abortos, nació la niña «desaparecida» y después llegaron los actuales.
¿Y su padre? «Pues mi padre se lo está creyendo ahora, cuando estamos tratando de encajar las piezas».
Sea como fuere, Rosana va a seguir hasta el final, no quiere desistir, tiene que saber qué ocurrió con su hermana, que de estar viva en estos momentos tendría 41 años.