En 2004-2005, mucho antes de que estallara la burbuja inmobiliaria que trajo una gravísima crisis económica, se dieron cuenta de que el mercado estaba saturado. No tenía sentido seguir el camino de siempre, aunque por aquel entonces aún se vendía todo. Miguel Ángel González Resino, director general de Urban Castilla-La Mancha, radicada en Illescas, comenzó a buscar alternativas para continuar su actividad de promotores inmobiliarios, pero con algo que tuviera futuro. Con esa mentalidad contactó con el sector de la logística y conoció lo que ya se hacía en Estados Unidos y el centro de Europa. En su cabeza había nacido Plataforma Central Iberum… Pero ni siquiera él sabía entonces ni podía imaginar qué. cómo y cuándo acabaría sucediendo para convertirse en un polo indiscutible de atracción del negocio logístico global. ENCLM ha repasado con él y su hijo, Miguel Ángel González Naranjo, director general adjunto, las claves de este éxito empresarial en medio de la tormenta económica y la burocracia urbanística.
La gestación de Plataforma Central Iberum
A principios del siglo XXI las ventas por internet eran escasas y pensar en promover parcelas de 200.000 metros cuadrados era de locos. Pero ellos se empeñaron. Nadie los creyó. Casi nadie los apoyó. No encontraron financiación ni comprensión ni apenas aliados, salvo en el alcalde de Illescas, José Manuel Tofiño, y algunos políticos de la Junta.
En frente tuvieron que pelear con la crisis, la burocracia, el grifo cerrado de la banca, la desconfianza generalizada a su alrededor y numerosas calamidades empresariales durante casi una década. Podrían haber desaparecido, pero perseveraron y lo consiguieron. Antes había que sobrevivir a una década de esperas, obstáculos y dificultades. Pero…
¡Bendita locura! Porque lo que Miguel Ángel González vio hace tres lustros hoy se llama Plataforma Central Iberum, un área logística que empezó en 3,5 millones de metros cuadrados -hoy lleva casi 5- y cerca de 6.000 trabajadores en las diversas macroempresas internacionales que se han instalado en su suelo. Aquella idea descabellada para muchos -incluso tuvo que convencer a los suyos-, es hoy fuente de riqueza y empleo en su empresa, en Illescas, en la comarca de La Sagra y en toda Castilla-La Mancha. Urban ha puesto el municipio sagreño en el mapa nacional y mundial de la logística, han desarrollado un entorno que lleva a las familias a pasear por la zona los fines de semana, plantan viñedos en algunas fachadas y olivos en las medianas de los viales para cuidar el medio ambiente y, de paso, obtener vino y aceite que regalar a los clientes. Lo próximo será meter ovejas para el desbroce natural de la zona. No en vano disponen de un certificado Bream, que evalúa la sostenibilidad de construcciones y edificaciones. Poseerlo es una garantía de respeto al entorno.
Los gigantes de la logística se quedan en Illescas
Todos los gigantes del sector en el mundo están en Plataforma Central Iberum, desde Amazon a DHL, DIA, pasando por Airbus, FM Logistics, Toyota, Michelín… Pensaron que caerían con su quimera, pero están a punto de agotar todo el suelo promovido y les llaman de otras zonas de Castilla-La Mancha y de España para que «exporten» su modelo y su saber hacer. El fundador sigue al frente, pero su hijo va tomando las riendas, un joven formado para afrontar la exigencias del mercado internacional del siglo XXI, pero con la genética de un emprendedor que, sin estudios -empezó a trabajar con 11 años-, vio luz en medio de las sombras, el caos y el desastre que iban a azotar a España y buena parte del mundo con el crash del 2007.
ENCLM se ha trasladado hasta las instalaciones de Urban Castilla-La Mancha en Illescas para conocer los detalles de este ejemplo de tesón y éxito empresarial contra viento y marea. Hablamos con Miguel Ángel González Resino y Miguel Ángel González Naranjo; y hasta se incorporó el alcalde, José Manuel Tofiño, al último tramo de la conversación.
Una década de espera, obstáculos y dificultades
Miguel Ángel, ¿qué te convenció?
No había nada de logística en la A42 y, además, teníamos que dar con un proyecto con futuro y demanda. Esto se ha cumplido sobradamente, aquí están todas las importantes del sector a nivel mundial.
Miguel Ángel González Naranjo (hijo) recuerda que «éramos una promotora industrial con desarrollos más pequeñitos y orientados a la nave tradicional. La manzana más grande en otros desarrollos tenía 20.000 metros cuadrados, en Plataforma Central Iberum una manzana tenía 500.0000. El salto cualitativo fue grande. Yo llevaba la comercialización y pensaba que si me costaba vender parcelas de 3.000 metros… ¡cómo íbamos a vender 500.000!».
Las cifras dan una idea del reto afrontado y superado. Sabían que estaban en el lugar adecuado, Illescas: «Cerca del gran centro de consumo y producción del sur de Madrid, con 1,5 millones de habitantes a 17 kilómetros en Parla, Fuenlabrada, Leganés, Móstoles, Alcorcón, Getafe… En la autovía A42 y la de La Sagra desde 2009, más la autopista de peaje AP41, y un suelo bastante apto a nivel urbanístico . La opinión del mercado de la logística fue que la zona era ideal para la logística de baja y media rotación».
Y era el momento oportuno, aunque eso no se veía tan fácilmente en 2005. «Lo que nos empujó es que teníamos nicho de mercado y la gente del sector nos indicó por dónde iba el camino… Ahora, de indicar por dónde va el camino a lo largo que se nos hizo… Los usuarios finales, los que saben dónde hay que hacerlo (los promotores y fondos van detrás), son los que nos dijeron que lo hiciéramos.. Pusimos en manos del ayuntamiento un planeamiento de 3,5 millones de metros con unas condiciones técnicas y especificaciones que no se habían visto. Nuestro referente era Plaza Zaragoza, una plataforma de 8 millones de metros; y nosotros ya llevamos 5. Sus técnicos nos han acabado copiando cosas», relata González Naranjo.
«La tramitación urbanística es lenta y difícil para todo el mundo, aunque la voluntad política siempre fue favorable, tanto del Ayuntamiento como de la Junta», apostilla el fundador de la empresa.
Una travesía del desierto hasta que llegó Michelin
¿Qué os encontrásteis en el Ayuntamiento de Illescas?
González Resino: Resistencia en los técnicos, no en el alcalde, que nos apoyó desde el principio. José Manuel Tofiño tuvo la valentía y la visión de tirar para adelante. Los bancos no nos daban financiación, porque a sus ojos éramos sector construcción y ese grifo estuvo totalmente cerrado desde 2008 hasta 2014. Desde 2006, cuando presentamos la tramitación administrativa hasta que la acabaron en 2011, el mundo había cambiado. Era un momento durísimo de la crisis, pero teníamos un contrato firmado con Toyota y se tomó la decisión de construir una parte de urbanización para cumplir con ellos. Se cumplió y de 2011 a 2015, cuatro años muy duros hasta que llegó Michelin y la historia cambió. En 2014 había llegado una empresa toledana, una Panificadora Milagros, pero que es industrial y no logística.
González Naranjo: Desde 2011 a 2015 fue travesía del desierto absoluta, un ejercicio de apnea como empresa. Prácticamente en la trinchera. Costó año y medio que Michelín diera el sí, pero a partir de ahí la demanda de espacio no paró de crecer. La característica principal que ha tenido Plataforma Central Iberum a través de especificaciones urbanísticas (ordenanzas, tamaños de viales, accesos, dotaciones eléctricas, de agua…) es que hemos podido atender la flexibilidad que la revolución logística ha necesitado en sus espacios físicos. Hemos contribuido, con el Ayuntamiento, a que esta zona se convierta en un referente logístico a nivel peninsular. Illescas y la zona de La Sagra se conocen ya en todos sitios. Ahora te dicen que en Londres se habla de Illescas, en Estados Unidos, en muchos sitios…
González Resino: Cómo aguantamos, cómo creímos en el proyecto y nos esforzamos hasta lo último, estando agotados económicamente y hasta psicológicamente muchos días. Pero ha sido muy importante el equipo, liderado por mi hijo; ¡cómo han aguantado! Cuando no vendías nada, no entraba nada y tenías que pagar a final de mes, que al final no podíamos ni cumplir con las nóminas hasta que llegó Michelin en 2015. Supimos llegar.
Así lo recuerda el fundador con satisfacción, aunque no con complacencia, porque son conscientes de que en este sector no se puede parar de avanzar, innovar y sumar servicios a la Plataforma. De hecho, el director general adjunto añade que hacen «una gestión integral de todo el proceso urbanístico: diseñamos, tenemos ingeniería y arquitectura propia, un departamento jurídico propio muy especializado en derecho administrativo y urbanístico y tenemos equipos propios con mucha implicación local, que nos permiten la flexibilidad necesaria para acometer un proceso tan grande como este».
Con tantas dificultades, como dice Miguel Ángel González Resino, «ahora nadie quiere ser empresario, los jóvenes buscan aprobar una oposición, tener un sueldo fijo y no complicarse».
«Las administraciones no pueden ir por detrás»
El caso es que con la llegada de Michelin, de la noche a la mañana se pasó del silencio a un terreno lleno de máquinas. Ya no habría marcha atrás en el camino, que no ha supuesto ni un euro de dinero público. «La administración local no ha puesto ni un euro de sus recursos en este proyecto y, sin embargo, sí que ha tenido muchos imputs muy positivos: licencias, tasas, impuestos ya recurrentes como el IAE o el ICIO, actividad económica, demandantes de vivienda… Cuando uno habla de 6.000 puestos de trabajo, todo se multiplica…», dice Miguel Ángel González Naranjo.
Y el director general apostilla: “Las administraciones públicas y la burocracia hay que cambiarlas. El mundo va a una velocidad y no se puede permitir que las administraciones vayan por detrás en vez de abriendo camino y canalizando. Hay que poner los medios para que corrijan esa situación. La tramitación urbanística es lenta y difícil para todo el mundo, aunque la voluntad política siempre fue favorable a Plataforma Central Iberum, tanto del Ayuntamiento como de la Junta», defiende el director general de Urban».
Un certificado Bream por la sostenibilidad
Una característica diferenciadora es que os ha preocupado bastante el entorno y el medio ambiente…
González Naranjo: Entendimos desde el principio que era un elemento diferencial, hasta tal punto que el primer certificado Bream en España (se otorga a las construcciones sostenibles) lo hemos conseguido nosotros. Urban Castilla-La Mancha, en Illescas, en lo que llamamos puerto seco. Nos lo dan porque tenemos una serie de calidades detrás. Sinceramente, cuando paseas por nuestras plataformas ves que los sábados y domingos hay mucha gente disfrutando de ellas por el entorno que hemos dejado y cómo cuidamos las cosas; intentamos respetar mucho el agua potable, no lo utilizamos para riego, regeneramos fauna y flora autóctonas, somos amarillos en verano y muy verdes cuando tenemos que serlo. Eso ayuda mucho a la hora de tomar decisiones a las empresas que se vienen aquí y que tienen certificados de desarrollo sostenibles Abren las puertas y tienen un sitio igual o mejor que lo que tienen dentro, no como ocurre en otros polígonos industriales. El medio ambiente no es una pega, hay que tratarlo y hacerlo de la forma adecuada.
Paralelamente reclaman que «los polígonos industriales también son ciudad y pagan impuestos» y no pueden ser los grandes olvidados a la hora de contar con los mismos servicios y atención que los cascos urbanos de los municipios.
Tofiño: “Los únicos que se quedaron cuando estalló la crisis”
Plataforma Central Iberum ha girado hacia Illescas la mirada de grandes inversores y gigantes de la logística. Un hombre peleó junto a sus promotores, el alcalde, José Manuel Tofiño, que ha estado al frente de este ayuntamiento desde 1995, salvo en los años de 2011 a 2015. ENCLM quiso conocer su opinión y experiencia y nos la dio en una visita a las oficinas de la empresa..
¿Qué han significado Urban y Plataforma Central Iberum?
Fueron los únicos que se quedaron cuando estalló la crisis y la inmensa mayoría desapareció y se marchó. Fue un impulso para Illescas y para la zona que en momentos de crisis se creyeran un proyecto a largo plazo que está fructificando en los últimos años. El que crea que esto es un golpe de suerte se equivoca. Es un golpe de mucho trabajo, esfuerzo y dedicación. Y de estar siempre al pie del cañón, con humildad. En 2007 y 2008 tuvimos críticas… ¡Si hubiera salido mal, seguramente nosotros dos hoy estaríamos en otro sitio. Ja, ja. Ja…
¿Qué vio en el proyecto para apoyarlo desde el principio cuando aún el mercado no estaba en eso? ¿A qué se tuvo que enfrentar para que pudiera salir adelante?
Ha sido un camino largo. Recuerdo cuando empecé el contacto con Excell, en 2008. Recogían en Barajas a las 7.45 a su representante y nos veíamos en mi despacho cada 15 días durante año y medio. Él quería estar en Illescas y nosotros que estuviera. Ahí vimos que esto podía salir adelante. Para que Excell saliera tuvo que dar un permiso el Ministerio de Defensa de los Estados Unidos, porque la fibra de carbono era una competencia exclusiva del Ejército. Luego Urban presentó parcelas de 250.000 y 300.000 metros cuadrados para Veredilla III, ¡una auténtica locura! Ahí apareció Toyota y mostró interés. Elvira Manzaneque, concejala de Urbanismo entonces, hizo una labor importantísima ahí. Venían técnicos japoneses y belgas y finalmente se decidió en una cena en el restaurante La ermita, en Toledo. A la semana siguiente cambió completamente la inercia.
«Hay un antes y un después en Illescas»
¿Qué ha representado para Illescas?
Un crecimiento en todos los sentidos. Ha provocado que Illescas sea un referente nacional desde el punto de vista logístico. Hay un antes y un después, ahora crecemos en industria, en riqueza, en empleo, en población, en servicios sociales, en seguridad… En un principio el sector logístico iba a ser complementario del aeronáutico y ha sido al revés. Pero estamos muy contentos con Airbus, Aernnova, Delta y la nave que ha hecho Palomares. Dentro de poco tiempo va a haber dos importantísimas industrias de transformación que van a cambiar la forma de entender el sector en Illescas, diversificándolo. Tendremos aeronáutica, logística e industria de transformación que es la que viene ahora.
¿Cuáles fueron los principales quebraderos de cabeza, lo más difícil en todo este proceso?
La presión social. No éramos comprendidos, la gente pensaba que había venido un señor a dar un pelotazo, que había un alcalde que lo autorizaba, unos técnicos que no se enteraban de lo que ocurría y un jurídico, que era el secretario del ayuntamiento, que estaba loco. Fuimos capaces de convertir 3,5 millones de metros cuadrados en algo que crea muchísima riqueza, muchísimo empleo y un valor añadido que nadie sabe cuantificar para Illescas, la comarca, la provincia y la región.
«Creo que ha tenido mucho mérito lo que hemos hecho cos los medios que teníamos y las circunstancias de este país», concluye Miguel Ángel González, el padre. Sin duda, lo tiene y al menos esta vez venció el tesón. Urban Castilla-La Mancha sigue adelante y sus responsables decididos a no parar. Su experiencia será inspiración y fuente de conocimientos para muchas empresas cuyos proyectos se enfrenten a obstáculos similares o imprevisibles.
Así se gestó Plataforma Central Iberum, las fotos de un referente de la logística