domingo, 22 de septiembre de 2024
07/12/2013junio 9th, 2017

El toledano Álvaro González Gómez ya pertenece a esa nueva generación capaz de ponerse manos a la obra para ser su propio jefe, la generación de los emprendedores castellanomanchegos. Su propuesta es ofrecer un servicio de transporte totalmente novedoso. Tiene que ver con una moto que se pliega y que cabe en el maletero de un coche. Es Motochofer y os contamos su funcionamiento.

Motochofer nació en la playa y se desarrollo en Toledo. El joven toledano Álvaro González Gómez, profesor de natación y socorrista que estaba opositando para bombero, estuvo el pasado verano colaborando con Cruz Roja como socorrista en la playa. Nada nuevo, porque suele hacerlo todos los años, salvo porque en esta ocasión su situación personal era diferente. No le renovaban en el colegio donde trabajaba y «antes de fundirme los ahorros que tenía» quería invertirlos en algo. Pero ¿en qué?


Álvaro González Gómez.

Apasionado de las motos, había leído que existían “plegables”. “Se usaban para la guerra”, comentaba a Encastillalamancha, “y la gente las compra para restaurarlas”. Dando vueltas a esta idea pensó que sería interesante ofrecer un servicio de transporte que aunase su pasión por las motos con “conducir tu coche por ti”, es decir, con su moto plegable se desplazaría hasta donde el cliente estuviese -un cliente que por la razón que sea no puede conducir su coche: o porque está trabajando y no puede ir a pasar la ITV o porque ha salido de cena y ha bebido un poco más de la cuenta, por poner algunos ejemplos. Plegaría su moto para guardarla en el maletero del coche del cliente y lo conduciría por él.

Así nació “motochofer”, que desde hace un mes ya está en marcha. Álvaro llega con su moto, la pliega en cinco segundos, la convierte en una maleta de reducidas dimensiones (63 x 35 x 68 centímetros), la guarda en el maletero del coche y se pone al frente del volante del mismo hasta el destino elegido (ocho euros, ocho kilómetros).

Una idea que ya se está desarrollando en otros países e incluso en España, concretamente en Valencia. Sin embargo, esta información la conocería Álvaro después de haber desarrollado su proyecto.

 

Así funciona la moto, que finalmente se pliega en cinco segundos, con la que Álvaro González presta servicio en Toledo y Madrid.

UN MES DE SERVICIO Y UNA EXPERIENCIA…

Durante este tiempo, Álvaro ha sido más comercial que «motochofer». Tiene que acercar su producto al cliente, darse a conocer, y ha decidido empezar en Madrid, aunque el servicio también lo presta en Toledo.

Un mes -el que lleva como motochofer– que ha podido visitar más de 150 restaurantes y locales y «la experiencia está siendo dura», aunque una vez que la gente lo conoce «le gusta». De hecho, pocos son los «no» que recibe, apenas dos o tres al día. El resto de las personas que conocen su proyecto, se suman sin dudarlo.

Además, el boca a boca ya está funcionando. «Uno de los restaurantes que he visitado me dijo que ya nos conocía y pensé: No puede ser, me ha salido competencia». Sin embargo, eran ellos y darse cuenta del detalle fue «muy gratificante».

«De momento solo acumulo pérdidas», comentaba este joven emprendedor, que confía plenamente en su idea y espera que durante el mes de diciembre aumente la demanda de su servicio.

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