Un informe de la Federación de Castilla-La Mancha de Ecologistas en Acción muestra concluye que el medio ambiente de la región «vive sus momentos peores desde hace décadas acuciado por los recortes, por los cambios legislativos y por la apuesta por proyectos insostenibles, como el cementerio de Villar de Cañas, el fracking y el expolio del Tajo y de los acuíferos de La Mancha».
La organización acabada de celebrar en Cuenca su asamblea anual y ha proclamado a «Castilla-La Mancha como ejemplo destacado de las políticas de saqueo de la naturaleza que se imponen en Estado español».
El Gobierno de María Dolores de Cospedal supone, para Ecologistas en Acción, «una vuelta de tuerca si cabe más intensa a las políticas que nos alejan de la sostenibilidad». Y añaden que se toman medias «en favor de los grupos de interés económico o social más radicales y en mantener viva la llama de proyectos de gran impacto e iniciativas a favor de tradiciones más propias del siglo XIX que del mundo actual».
Asegura este colectivo que «la presión de los lobbys empresariales ha encontrado un terreno abonado para la corrupción en la clase política». Su informa anual establece que CLM está aqueja de ocho problemas fundamentales: «Corrupción y lobbycracia, especulación e irracionalidad urbanísticas; modelos de transporte y energía insostenibles; cementerio Nuclear de Villar de Cañas; privilegios a la caza y los terratenientes; el expolio del Tajo y de los acuíferos; y la fractura hidráulica, la nueva gran amenaza».
Entre los logros de sus actuaciones, Ecologistas cita «el frenazo a la venta de montes de utilidad pública y la retirada de proyectos tan insostenibles como la central térmica que se proyectaba en Barajas de Melo».