Los vecinos del municipio ciudadrealeño de El Robledo han vuelto hoy a revivir la costumbre de despedir el año con un baño en el río Bullaque, una tradición que es aprovechada por alguno de ellos para «purificar el alma».
La baja temperatura ambiental, siete grados marcaba el termómetro a la hora del baño, los mismos que registraba el agua durante la zambullida, no hicieron renunciar a un centenar de atrevidos bañistas a lanzarse al agua, dando continuidad así a una tradición que vienen repitiendo desde el año 1995.
Fue en 1994 cuando un grupo de amigos tomó la iniciativa de bañarse el primer invierno que el río volviera a llevar agua, después de que se quedara completamente seco en la década de los noventa como consecuencia de la gran sequía que se registró aquellos años.
Desde entonces, cientos de personas han tomado el relevo de los primeros atrevidos bañistas y cada año son más los que desafían las gélidas temperaturas invernales.
Quien lo viene haciendo desde aquel invierno de 1995 de manera ininterrumpida es Martina Alonso, una mujer de 69 años que este año, ataviada con una camiseta en la que se podía leer el lema «Salvemos el río Bullaque», se ha vuelto a lanzar al agua.
Martina Alonso ha asegurado, en declaraciones a Efe, que siente este deber con el río Bullaque y, por ese motivo, cada año se zambulle en sus aguas.
«He disfrutado mucho del río Bullaque durante toda mi vida, lo he defendido y lo he querido y, por eso, después de que se secara, me animé al igual que el resto de gente a bañarme para luchar por que el río nunca más se secara», ha explicado.
Alonso ha recordado que en los años 90 el río corrió un gran riesgo, pues sobre él se cernió la amenaza de trasvasar sus aguas hasta el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, lo que desencadenó una gran lucha entre los vecinos de la comarca para evitar que eso sucediera.
Para Martina Alonso, el baño en el río Bullaque, además de un componente reivindicativo, tiene una motivación especial.
«No soy creyente, pero la verdad es que cada vez que me baño siento como si me purificara y por eso, mientras pueda, lo seguiré haciendo», ha dicho.
Quien sí es creyente y practicante es el cura de El Robledo, Ángel Rivas, que un año más también se ha unido a sus feligreses en la iniciativa de bañarse el día de San Silvestre.
La alcaldesa de El Robledo, Alicia Ruiseco Azaña, que ha contemplado junto a un millar de vecinos el baño de los más atrevidos desde la ribera del río, en declaraciones a Efe se ha mostrado muy satisfecha por el hecho de que cada año más jóvenes se unen a la iniciativa de despedir el año bañándose en el río.
«Las personas mayores, los jóvenes y todos somos conscientes de lo que significa el río Bullaque para nosotros, por eso, aún hoy en día, cuando vemos como corre el agua por su cauce, seguimos defendiendo que el caudal ecológico es algo irrenunciable para nosotros», ha subrayado.
«No queremos volver a ver nuestro río seco nunca», ha asegurado la alcaldesa, quien ha destacado que el Bullaque, para la comarca, «es una apuesta de futuro».
Alicia Ruiseco ha dicho no ser tan valiente como sus vecinos para lanzarse al agua, si bien para ella sigue siendo un reto bañarse el último día del año, algo que, ha asegurado, tendrá que «cumplir algún año».
Tras el baño, un caldo caliente ha acompañado a los bañistas, que junto con el resto de vecinos podrán disfrutar de comida y baile hasta bien entrada la tarde.