El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se ha mostrado partidario de aplicar medidas razonables para la gestión del agua en España y, aunque no sería contrario a una política de trasvases si fuera global, de todos los ríos de «la España seca a la parte más seca», ha considerado que la sostenibilidad ya no defiende esas actuaciones.
García-Page se ha referido a esta cuestión al ser preguntado por los periodistas antes de participar en el pleno de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) en Valencia, donde también ha defendido el Corredor Mediterráneo como «un objetivo nacional» que responde a «una necesidad existe previa y a una economía que no se puede gripar» por la potencialidad del arco mediterráneo.
Sobre los recursos hídricos y la futura gestión de estos, ha asegurado que, si se quiere, se puede plantear un sistema de trasvases, pero de «todos los ríos, unos con otros, del Duero al Tajo, del Ebro…», aunque no obstante ha apelado a «la evolución ambiental y a la inteligencia» a la hora de tomar medidas para paliar la falta de agua.
Ha manifestado que debería haber un acuerdo sobre el diagnóstico y sobre cómo se gestionan los recursos hídricos en España, y aplicar medidas razonables para que a nadie le falte agua, como ocurre en Castilla-La Mancha, donde hay explotaciones agrarias esperando licencia por falta de agua o polígonos parados por no contar con los caudales necesarios.
«Ojalá haya un acuerdo político antes de que lo imponga el clima por su cuenta», ha sentenciado García-Page, quien ha opinado que el debate del agua estaría acabado si Madrid tuviera cortes de agua.
Según ha dicho, si en Madrid vieran que al Canal de Isabel II le falta agua, este debate se ha acabado porque nadie se plantearía la idea de que Madrid tenga cortes de agua. A su juicio, es «una temeridad» que la economía de una región o una zona dependa de una sola tubería que aún no está amortizada y que, al ser a cielo abierto, evapora el 28 % del agua y está a expensas del vandalismo.
Por eso, ha asegurado que se debe jugar con todas las fuentes de alimentación posibles y ha puesto como ejemplo que, pese a que «hubo mucha oposición en el Levante a las desaladoras», estas han permitido «beber y regar» durante dos años sin trasvase.
Respecto a las infraestructuras ferroviarias, ha afirmado que todos los corredores son necesarios pero el mediterráneo «no solo es conveniente, es urgente» porque el arco mediterráneo «tira» de la economía de España, y ha instado a una «mirada peninsular» de las infraestructuras, incluida Portugal, en pos de la cohesión social y territorial.
«La huerta de Alicante se muere sin trasvase»
La secretaria general del PP de la provincia de Alicante, Ana Serna, ha criticado este lunes que la huerta de Alicante «necesita del agua trasvasada para sobrevivir», porque si no «se muere», después de que el presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page (PSOE), haya asegurado en València que la sostenibilidad «ya no defiende una política de trasvases».
Serna ha afirmado en un comunicado que «desde el Gobierno de España y desde los gobiernos socialistas solo hay un mensaje claro para la huerta alicantina: ahogarla».
«Hemos visto falta la planificación en el Ministerio de Transición Ecológica, cómo desoyen las recomendaciones de la comisión técnica, hemos visto y padecido los continuos recortes y ataques a la sostenibilidad y viabilidad del Tajo-Segura», ha lamentado Serna, que ha remarcado que desde el PP no permitirán que se diga que no hacen falta los trasvases, «porque la huerta de Europa se muere sin trasvase».
La secretaria general del PP de la provincia ha añadido que los alicantinos «están cansados de escuchar a Puig, a sus cargos del Consell o a la delegada del Gobierno defender el Tajo-Segura, cuando lo único que seguimos viendo son miradas para otro lado y una indefensión clamorosa cada vez que se produce un nuevo ataque a la provincia».
«Asistimos constantemente a una absoluta alicantefobia hídrica que ratificamos día tras día sin que nadie del Consell nos defienda ni cuando tocan el Tajo-Segura ni cuando tocan el Júcar-Vinalopó», ha señalado Serna, que ha concluido que cada hectómetro de agua que, según sus datos, deja de trasvasarse del Tajo supone un millón de euros en pérdidas.