Unos zapatos de segunda mano han sido la llave que ha unido a una familia separada por el tiempo y el devenir de la vida. La protagonista de esta historia se llama María Aurora Matamoros Villarreal y nació en Puebla del Príncipe (Ciudad Real) hace 55 años. Un día, María Aurora decidió comenzar a comprar en la aplicación de compra-venta de ropa de segunda mano Vinted. Así empezó todo.
Una app y unos mocasines de segunda mano
María vio un anunció en televisión y se descargó la app de Vinted, que pone en contacto a compradores con vendedores de ropa. Desde ese momento, la protagonista de esta historia comienza a usar la app para adquirir ropa. «Aquí encuentro tallas y estilos que me van bien y que difícilmente puedo comprar en otro sitio», cuenta María Aurora.
En una de esas búsquedas, María Aurora se encuentra con unos mocasines beige y comienza a hablar con una vendedora. Casualmente, los zapatos se encuentran en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), el pueblo en el que María pasó los primeros años de su vida antes de que su familia se mudase a Zaragoza. Otra vez, la casualidad o el destino volvieron a hacer acto de presencia. La vendedora podría conocer a su familia.
Los mocasines que unieron a la familia de Ciudad Real.
Una familia ciudadrealeña que se ha vuelto a unir
Los mocasines beige fueron el nexo de unión para que María Aurora le preguntó a la vendedora si podría conocer a algunos de sus familiares, a los que le había perdido la pista con el peso de los años. La respuesta fue que sí. Desde ese momento, la ciudadrealeña de nacimiento consiguió un número de teléfono. El número era el de un familiar, el hijo de una de sus primas.
María Aurora llamó y alguien levantó el auricular. Era, efectivamente, parte de la familia que 40 años antes había dejado atrás cuando sus padres y ella dejaron el pueblo para marcharse a Zaragoza. Poco después, consiguieron verse las caras a través de una videollamada. Lo siguiente será «volver a encontrarnos en Villarrubia de los Ojos. Sería un sueño», comenta María Aurora. La vida demuestra que los sueños pueden esconderse detrás de unos mocasines beige.
La videollamada familiar.