jueves, 28 de noviembre de 2024
Alfredo iba a cara descubierta y David se quitó la máscara 14/01/2014junio 9th, 2017

Los testigos que han comparecido en el juicio en el que se juzga a dos ‘skin heads’ por las agresiones a tres jóvenes antifascistas durante los Carnavales de 2012 en Toledo han identificado «sin dudas» a los procesados como los autores de las puñaladas.
Y ello a pesar de que los acusados han negado que estuvieran en el lugar de los hechos la madrugada del 19 de febrero de 2012 y de que el principal acusado, Alfredo L.S. haya responsabilizado a su compañero de banquillo, David E.O., de los incidentes que tuvieron lugar ese día en tres episodios diferentes, primero cerca de la puerta de Bisagra y los otros dos ya en pleno casco antiguo.

En la primera sesión del juicio oral que se sigue en la Audiencia de Toledo, que se ha desarrollado bajo una fuerte vigilancia policial, el acusado David ha negado pertenecer a algún grupo neonazi o de ideología próxima al nacionalsocialismo y ha precisado que aunque había tenido algún enfrentamiento verbal con dos miembros del círculo de las víctimas, estos incidentes «nada tuvieron que ver con la ideología».


Por su parte, el principal acusado, Alfredo L.S., a quien la fiscalía le atribuye dos de las tres agresiones con navaja, ha dicho que no es amigo de David, el otro procesado, al que ha tratado de culpar de las agresiones y al que tenía «miedo» por formar parte de un grupo de ‘skin heads’ que había protagonizado varios incidentes durante los partidos de fútbol del Toledo.

Tanto las víctimas como los testigos que han declarado han identificado a los presuntos autores de los navajazos, ya que Alfredo iba a cara descubierta aunque con peluca y un disfraz de vaca y David porque se quitó la máscara cuando comenzaron los incidentes con «insultos racistas».

«GUARROS, EXTRANJEROS DE MIERDA»

La primera agresión tuvo lugar cuando el grupo de los agredidos se encontró casualmente con el otro grupo, más numeroso, en el que iban los presuntos agresores, quienes, según los testigos, comenzaron a proferir «insultos xenófobos» como «guarros» o «extranjero de mierda», ya que en el grupo de los antifascistas iba un joven de raza negra, que no ha comparecido como testigo por estar internado en un centro de menores.

Según los testigos, tras los insultos y las amenazas del grupo de los atacantes, que también esgrimieron navajas, el otro grupo huyó, aunque uno de ellos, Hubben K.H., un búlgaro menor de edad, siguió un camino distinto al de sus compañeros y fue alcanzado por David, que le infligió «tres» acometidas con el arma que quedaron reflejadas en la cazadora y una de ellas le alcanzó en el costado, una herida por la que fue ingresado en la UVI.

Los testigos han explicado que tras este primer incidente, el grupo de los agresores subió hacia la plaza de Zocodover y en el exterior del bar ‘La Otra Bóveda’ se produjo el segundo incidente con el grupo, en el que estaban todos con el rostro cubierto menos Alfredo, a quien la víctima, Daniel P.N., ha identificado, así como otro testigo.

«TE VAMOS A MATAR, GUARRO»

Según el agredido, todo ocurrió cuando se dirigía con una amiga a la casa de esta, situada a unos metros el citado bar, cuando se vio rodeado por un grupo de 10 o 12 personas, que le dieron golpes por todo el cuerpo, mientras le decían «Te vamos a matar, guarro» y ha precisado que aunque no vio al acusado sacar la navaja, «el único golpe que recibió por detrás fue el de Alfredo».

Ante estas palabras, un hermano del acusado, que estaba siguiendo el juicio con su madre, gritó «miente como un bellaco», por lo que fue expulsado de la sala y a quien el presidente del tribunal le anunció que le iba a imponer una multa de 100 euros por haber alterado el orden.

La vista oral seguirá mañana miércoles para enjuiciar la tercera agresión de esa madrugada, ocurrida cerca de la plaza de la Magdalena y que las acusaciones atribuyen a Alfredo, para quien la fiscalía solicita un total de 18 años y medio de prisión por los delitos de intento de asesinato y lesiones, mientras que para David pide nueve años por intento de homicidio.

El juicio se ha desarrollado entre fuertes medidas de seguridad, ya que más de una veintena de agentes antidisturbios de la Policía Nacional vigilaban los accesos a la Audiencia Provincial.

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