Su sueño era ir al Dakar porque desde pequeño había visto la competición y le llamaba la atención que, pese a ser una carrera por llegar el primero, predominaba el compañerismo, la amistad y la solidaridad. En 2003 empezó a enviar su currículo a la organización hasta que le llamaron, pero tuvo que esperar hasta 2010.
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«Quería desarmar a la organización con mi currículo» y, al final, lo logró. Se trata de Darío Rodríguez, el único enfermero de España que ha participado en el Dakar, como ya lo hiciera en el año 2011 y en 2013.
Su pasión por esta competición le llevó a enviar su currículo en 2003, pero no consiguió ninguna respuesta. Se lo planteó casi como un reto en el que debía aportar algo nuevo a la organización. Así que añadió los idiomas que habla: inglés y francés; lo completó con diversos carnés que posee desde el del camión hasta el del autobús;… y no cejó en su intento. Año tras año enviaba su currículo y, al final, en 2008 le contestaron simplemente para decirle que su puesto estaba cubierto.
Sin embargo, siguió intentándolo y en 2010 le llegó una carta donde le decían que contaban con él para 2011. «No me lo podía creer», comentaba Darío a Encastillalamancha.
Precisamente fue su compromiso con la competición y su interés por la misma lo que valoraron desde la organización para darle una oportunidad, que se repitió en 2013 y ahora en 2014.
Empezó en el equipo sanitario, pero este año ha dado un pasito más y -si bien no ha llegado a competir- si ha hecho la carrera casi como uno más. «No he hecho la carrera, voy acortando», pero ha realizado el recorrido en paralelo.
Concretamente él se ha ocupado, junto con un ingeniero de telecomunicaciones Philippe Benaim, de atender el dispositivo de comunicaciones en los puntos estratégicos de la carrera, por lo que se ha tenido que desplazar a zonas de difícil acceso.
Además, Darío se encargaba de controlar el sistema Iritrack, un aparato que gracias a un intercomunicador instalado en los vehículos permitía controlar la situación de cada piloto en tiempo real.
«Nos daba información de si estaban parados, si se habían perdido, si se había producido un choque… Era como el Gran Hermano del Dakar», explicaba a modo de ejemplo, porque ellos eran los primeros en saber todo sobre los pilotos durante la carrera.
LA CARRERA MÁS DURA
De las tres carreras en las que ha participado Darío, ésta ha sido la más dura. «He hablado con la gente y dicen que ha sido de las más duras», comentaba Darío, quien destacaba que han llegado a estar a 45 grados.
De hecho, este año «dos de cada tres pilotos se han ido a casa y eso hacía mucho que no pasaba».
Al calor se sumaba la variable de la altura. «Marc Coma -el ganador del Dakar- me contaba lo que le había pasado en Bolivia, que tuvo que tomar oxígeno por este factor». Darío explicaba que por la altura «notas que te falta el aire, te mareas, te da sueño…» y la única solución es «vigilar tu salud, no gastar energía. En altura hay que trabajar a cámara lenta, no hacer un esfuerzo extra».
CAMINAR ENTRE «LOS GIGANTES» DEL RALLY
Darío se muestra satisfecho de «poder caminar entre los gigantes que siempre he admirado. Que hoy te llamen por tu nombre y que sepan que pueden confiar en ti es de lo más gratificante».
De Carlos Sainz destaca su carácter competitivo, «está 24 horas pensando en la carrera»; de Nani Roma asegura que es «un señor, un caballero». Uno de los momentos más duro, cuando falleció uno de los pilotos. «Ellos nunca quieren dejar la carrera», destacaba Darío, quien aseguraba que «fue muy trágico».
Entre las anécdotas recuerda aquel día que el ejército argentino llamó a la organización por si necesitaban ayudas porque habían visto las balizas de emergencia de los pilotos. O aquella etapa en la que se acabó el agua y uno de los helicópteros «paró en una gasolinera» y se llevó todo el agua que había, unos 300 litros, y «no daba tiempo a repartirla».
A sus 38 años ha cumplido uno de sus sueños y espera poder seguir participando en dicha carrera donde cada día se movilizan unas 3.000 personas y unos 1.200 vehículos.