Es para sentirse orgulloso. Como lo debe estar Rafael Sierra, «alma pater» del Beatriz Hoteles Amibal de balonmano, quien, en compañía de sus cadetes (que jugaban en su liga entre sí), recibió la visita del techo del balonmano español, Ángel Montoro, internacional absoluto, jugador del Reale Ademar de León que en su día pasó por la fructífera cuna de un equipo toledano que tiene en la formación de la base su razón de ser. Pero esta no es la única realidad del balonmano nacional forjada por Rafael Sierra en el Amibal, sino que el flamante portero, Gonzalo que defiende la portería del Granollers, Gonzalo Pérez De Vargas, también fue en su día un vástago deportivo de Sierra. Ahí es nada.
Rafael Sierra fue quien convenció a Ángel Montoro para que se dedicara al balonmano. Sabia iniciativa, no en vano Montoro es, en palabras del propio Sierra, uno de los activos con más futuro del balonmano español. Mide 2,13 metros de estatura y juega de lateral derecho.
Ahora pasa por un momento delicado ya que en noviembre pasado sufrió una rotura de ligamentos en la rodilla jugando un partido de Copa de Europa. “Ahora busca a la gente que le quiere, como nosotros, busca arroparse”, explica Sierra.
Montoro comenzó tarde a jugar, a los 12 años. A los 18, en cuanto pasó a la categoría juvenil, se fue a jugar a su actual equipo, el Reale Ademar de León. “Siempre me llama cuando se pasa por Toledo. Es agradecido con los que les formamos, por lo que mantenemos una gran relación”, añade Sierra.
La cantera del Beatriz Hoteles Amibal ha dado para más. Para forjar también al actual portero del FC Barcelona, que juega en el Granollers, Gonzalo Pérez De Vargas. La lista, seguramente, no se acabará aquí.
Recuerda Sierra que el portero comenzó a jugar desde muy joven, a los 16 años, en la cantera del entonces Amibal, donde permaneció hasta los 16 años, hasta que superó la categoría juvenil. Como ocurre con Montoro, Sierra mantiene el contacto con él.
Se ve que los hoy grandes del balonmano español no se olvidan de sus cunas. Seguramente porque fueron bien mecidas.