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Audiencia Provincial de Toledo 14/02/2014junio 9th, 2017

La Audiencia Provincial de Toledo ha condenado a 21 y 19 años de cárcel a dos de los autores del atraco ocurrido el 4 de mayo de 2012 en la sucursal de la Caja Rural de Santa Cruz de Retamar y que acabó con la vida, de un disparo, de la limpiadora de la entidad Mercedes Martín Cabrero, de 60 años.

En la sentencia, el tribunal condena a 18 años de cárcel a Rafael G.T., por un delito de asesinato, al ser considerado el autor del disparo mortal, y a 16 años de prisión a Manuel I.C., que también iba armado con otra pistola, también por el mismo delito de asesinato.


Además, se les impone dos años de cárcel a cada uno por un delito de robo con intimidación y un año y seis meses por tenencia ilícita de armas.

Al tercer acusado, Ricardo G.H. se le condena a un año y tres meses de cárcel por el robo con intimidación, por esperar en la furgoneta a los atracadores.

La sentencia también condena a los dos principales acusados a indemnizar de forma solidaria con 70.000 euros a los herederos de la mujer fallecida, que dejó esposo e hija.

Los hechos ocurrieron sobre las 20:00 horas del 4 de mayo de 2012 en la sucursal de la Caja Rural, ubicada en el número 11 de la calle Generalísimo de Santa Cruz de Retamar.

En los hechos probados, la sentencia determina que mientras que Ricardo G.H. les esperaba en la furgoneta, los otros dos accedieron a la entidad armados con pistolas, de las marcas Glock y BBM, aunque carecían de licencia para llevar armas.

Una vez dentro de la sucursal, amenazaron con sus pistolas a dos empleados, a la directora y al director territorial, a quienes maniataron con bridas negras de plástico mientras esperaban la apertura de la caja fuerte, que tenía un mecanismo de retardo de 10 minutos.

Acto seguido, los atracadores preguntaron a una de las empleadas si tenía que llegar alguien más, a lo que ésta respondió que la señora de la limpieza, que en esos instantes apareció en la entidad y a la que se dirigieron los asaltantes para impedir que la mujer frustrara sus intenciones.

Al ver el panorama desde la puerta, la víctima trató de marcharse y los atracadores se dirigieron hacia ella para obligarla a entrar, pero, al resistirse, Rafael G.T. le agarró con el brazo derecho desde atrás y por el cuello, forcejeando, momento en que le disparó a una distancia de dos o tres centímetros del cuerpo.

El proyectil le penetró por la zona esternal derecha y salió por la zona costal izquierda, produciendo en su trayectoria lesiones en centros vitales como el corazón, originándole un shock hipovolémico que le causó la muerte.

Durante el juicio, Rafael G.T. se defendió diciendo que el disparo había sido accidental.

Tras el disparo, los atracadores salieron corriendo y huyeron en la furgoneta que les esperaba en la puerta.

La detención de los acusados se produjo en distintas fechas, aunque a uno de ellos se le localizó el mismo día, a otro se le detuvo en Alba de Tormes (Salamanca) el 22 de mayo y el tercero se marchó a Madrid, a la zona conocida como Cañada Real, aunque se entregó en Toledo en julio de ese año.

La sentencia también añade que los tres acusados son adictos de larga duración al consumo de hachís y cocaína y no está probado que en el momento de los hechos tuvieran medios de vida con los que costearse la adicción.

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