Hoy martes 13 de diciembre se cumplen 22 años de una de las páginas más brillantes en la historia del CD Toledo, cuando eliminó al Real Madrid de la Copa del Rey, al ganarle en el Salto del Caballo por 2-1. Entonces la Copa se disputaba toda ella a partido único, en el campo del equipo más débil. Aquel estruendo futbolístico estallaba el 13 de diciembre de 2000.
El Toledo estaba en 2ªB y era entrenado por José Ramón Corchado. El Madrid estaba dirigido por Vicente del Bosque y hacía unos meses que se había proclamado campeón de Europa por octava vez después de vencer al Valencia por 3-0.
El Toledo, casi está de más decirlo, hizo uno de los partidos de su vida: eléctrico, hechizante. El Salto del Caballo presentaba un aspecto imponente y aquella derrota del campeón de Europa casi inauguraba la prominente lista posterior de equipos modestos que se cargarían a grandes.
El mérito de los de Corchado fue tremendo, máxime teniendo en cuenta el equipo que alineó Del Bosque: César; Celades (Helguera, m. 66), Hierro, Iván Campo, Corrales (Tote, m. 61); Ribera, Flavio (Miñambres, m. 66), Sanchis, Solari; Savio y Morientes.
Por el Toledo: De la Fuente; Ferrer, Magano, Cidoncha, Villarreal; Gómez, Muñoz, Carpintero, Golo (Cañadas, m. 75); Quini (Raúl, m. 46) e Israel (Salvatierra, m. 87).
El Toledo hizo sangre en el Madrid con dos goles en los primeros 15 minutos, por obra y gracia de Israel y Cidoncha. Tremendo. Por el Madrid, acortaba inútilmente distancias por medio de Solari, en el minuto 19. Pero de ahí al final, el Madrid no fue capaz ni de empatar.
La dupla toledana formada por Quini e Israel armó la de San Quintín. Quini era un delantero espigado, potente y muy habilidoso, dueño de una zurda prodigiosa, que sembraba el terror en los rivales en las cercanías del área. Su calidad era enorme. Le faltaba regularidad. Pero ante el mejor equipo del siglo XX mostró sus galones, los de un futbolista excepcional.