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"Necesitamos encontrar a un niño robado en Castilla-La Mancha" 12/03/2014junio 9th, 2017

«Mi abuela se llama (…) y busca desesperadamente a su hija, nacida en enero de 1963 en Ciudad Real. Ingresó ese mismo día de parto y las monjas se la llevaron a cambiarla y desapareció. Alegaron que la niña había fallecido y que al haberle echado el agua bendita ya no se la podían enseñar a nadie. Mis abuelos son gente muy humilde y tras el acontecimiento se marcharon a Reus a buscarse la vida. Estuvieron cuatro o cinco años allí y se volvieron a Ciudad Real. Nunca se creyeron lo que les comunicaron. He indagado en el registro de la Casa de Maternidad y curiosamente aparece que la niña fue entregada a la familia. Mi abuela está enferma y ansía conocer qué pasó con su pequeña porque lleva 50 años llorando su desaparición…».

Es el resumen, en unas pocas líneas, de una búsqueda desesperada que medio siglo después a su protagonista no le ha llevado a nada, si acaso a seguir con una angustia que no se la puede quitar de encima. Pero no está sola. No. Porque es uno de los 30 casos de bebés supuestamente robados en la comunidad autónoma y que siguen «vivos» en la memoria de quienes padecen la soledad de buscar a alguien a quien no conocen y a quien sólo pueden poner apellidos, ni siquiera un nombre.


En la memoria de la Platafoma de Bebés Robados en Castilla-La Mancha, que desde hace un mes preside Prado Gonzalo López, una mujer coraje cuyo caso, también el de una hija supuestamente fallecida al poco de nacer (muy parecido al que «da vida» a este reportaje), se ha archivado en un Juzgado de Ciudad Real «y ya no tengo más posibilidades de recurso» a no ser que encuentre alguna otra prueba que lo reabra. Prueba que va a buscar desesperadamente porque está convencida de lo que denuncia. Y que debería ser muy sencillo de conseguir, «el libro de defunciones, que no aparece. Pero no aparece porque mi hija no está anotada en ese libro». Su hija, cuando años después fueron a realizar una reducción de restos y abrieron el ataúd, «estaba vacío». Y Prado necesita una explicación, clara y concreta, de por qué no había nada ni nadie dentro de esa caja…

Y así, una historia tras otra que tuvo un maravilloso comienzo, dar vida, pero que terminó… Como terminó.

«BUSCO A MI HERMANO, QUE MURIÓ EN EL PARTO PERO A QUIEN RECLAMARON AÑOS DESPUÉS PARA HACER LA MILI»

Historias como la de otro ciudadrealeño, de nombre Antonio, quien busca a un hermano «con ese mismo nombre, ya que al fallecer me lo pusieron a mí en su lugar. Mi madre dio a luz en el hospital, en 1971, y falleció oficialmente días después. El embarazo fue totalmente normal y el parto aún mejor. Pero el día antes de darle el alta a mi madre le comunican que el niño se ha puesto muy malito y que se ha muerto repentinamente. La sedaron en el momento de darle la noticia, nunca vio el cuerpo del niño, tampoco nadie de la familia y curiosamente, 18 años después de todo esto, la Policía visitó nuestra casa para reclamar la ausencia en el servicio militar de mi hermano fallecido. Cuando la Policía dijo el nombre de Antonio me presenté yo, pero lógicamente explicándoles que tenía 14 años. Entonces fue cuando mi madre les hizo mención de una muerte de un niño…».

Quizás, como explica Prado a encastillalamancha.es, «lo único que nos queda son los medios de comunicación, porque ya desconfiamos de las leyes, de la manipulación en los expedientes… Pero la esperanza no la vamos a perder nunca, aunque al día de hoy a mí, por ejemplo, me hayan robado 33 años de mi vida».

«NO NOS LA PODÍAN DAR PORQUE SI NOS PILLABAN CON ELLA TENÍAMOS CÁRCEL»

El caso de Ana también es muy particular. Dio a luz a una niña en una población de la provincia de Albacete, «nació con seis meses y la pusieron en la incubadora, pero estaba perfectamente, no necesitaba ni oxígeno ni ningún cable. A los dos o tres días me dieron el alta, pero ella se quedó en la incubadora. Hasta que nos llamaron para decirnos que había fallecido, estuvimos allí toda la noche pero no la vimos, y al día siguiente nos dijeron que nos fuéramos, que qué íbamos a hacer allí porque era fiesta y no se iba a enterrar, que se enterraría al día siguiente, que ellos se encargarían porque no nos la podían dar porque si nos pillaban con ella teníamos cárcel».

Hasta que años después vieron en televisión las informaciones sobre posibles bebés robados «vimos que eran más o menos como nuestro caso y empezamos a sospechar…».

«NECESITAMOS ENCONTRAR UN NIÑO ROBADO EN CASTILLA-LA MANCHA»

El objetivo prioritario de la Plataforma, en estos momento, «es encontrar a uno de esos niños o niñas que fueron robados en Castilla-La Mancha. Porque la mayoría fueron engañados y lo único que saben es que son adoptados, los que lo sepan, pero no que pueden ser niños robados».

De momento, el pasado mes de enero el Grupo Parlamentario Socialista en las Cortes autonómicas presentó una propuesta para la creación de una Comisión no permanente de estudio sobre los casos de bebés robados en la región «para determinar en qué centros sanitarios y de atención social se produjeron los hechos y estudiar qué procedimiento es necesario para facilitar la documentación que permita a las familias en esta situación localizar al familiar desaparecido».

«EL BEBÉ ESTABA CONGELADO, CON LA CABEZA RAPADA Y ENVUELTO EN ALGODONES, Y LOS PADRES NIEGAN QUE ESE FUERA SU HIJO»

Un parto de mellizos se convirtió en una odisea para unos padres de Cuenca desde que en 1968 uno de ellos se tuvo que quedar en el hospital, en la incubadora, hasta que días después del parto les llamaron porque había fallecido, «nos llevaron a las cámaras a ver al bebé. Estaba congelado, con la cabeza rapada y envuelto en algodones. Los padres negaron que ese fuera su hijo, ya que no se le parecía en nada…». Años después, «y después de tener la sensación de que nos lo robaron», solicitaron su historia clínica «y nos dicen que no consta, que los archivos se destruyeron…».

Y como éstas otras tantas historias…

«Pedimos documentación y no nos la facilitan. Sólo queremos saber, son nuestros hijos, hermanos…». Un capítulo más, pero no el último. Así lo expresa Prado. E insiste en ello. «Sólo nos quedan los medios de comunicación…».

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