sábado, 21 de septiembre de 2024
Carmen Quintanilla, presidenta de Afammer 15/03/2014junio 9th, 2017

Afammer (Asociaciones de Familias y Mujeres del Medio Rural) nació en el año 1982 en Ciudad Real como organización pionera en España con el objetivo de que las mujeres rurales dejasen de ser invisibles y que su voz se escuchase en todos los foros nacionales e internacionales para alcanzar el reto de la igualdad real de oportunidades. Si bien aún queda mucho por hacer en materia de igualdad, lo que sí es cierto es que el mensaje de Afammer ha llegado muy lejos, siendo la única organización de mujeres rurales con estatutos consultivos en el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas.

Por ello, recientemente sus representantes han viajado a Nueva York para participar, como única organización de mujeres rurales de España, en la 58ª Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la ONU. Allí, su presidenta -la ciudadrealeña Carmen Quintanilla– ha dado a conocer un informe sobre la Feminización de la Pobreza en el Medio Rural en Europa, dentro de una reunión de trabajo o «side event» en la que ha compartido mesa con altas autoridades: el director ejecutivo adjunto de ONU Mujeres, John Hendra; la directora de Cooperación Multilateral, Horizontal y Financiera de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Laura López de Cerain; la directora general de Igualdad de Oportunidades y del Instituto de la Mujer del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno de España, Carmen Plaza; la asesora senior del Fondo para los Objetivos de Desarrollo del Milenio (F-ODM), Paloma Durán; y Joanna Rubinstein, del Earth Institute de la Universidad de Columbia.


La propia Carmen Quintanilla expresaba a encastillalamancha.es su satisfacción por la intervención de Afammer y por el gran interés interés que el contenido de su informe ha suscitado. Ha precisado que en esta intervención puso el acento en problemas como la trata de mujeres y niñas, el acceso a la educación, la violencia de género y  la «vulnerabilidad» de la mujer rural. En Europa -añade- hay 14 milones de personas que trabajan en la agricultura. «De ellas el 41 por 100 son mujeres y, de ese 41 por 100, el 78 por 100 son colaboradoras de sus esposos en las explotaciones», de ahí que «no tengan reconocidos derechos económicos y sociales ni acceso a prestaciones». Es lo que Quintanilla denomina un «trabajo invisible».

Ante la ONU, esta ciudadrealeña ha propuesto que la Ley de Titularidad Compartida -que solo existe actualmente en tres países: España, Francia y Bélgica- sea una realidad en el resto del mundo para luchar contra esta indefensión de la mujer.

La presidenta de Afammer no se olvidó de mencionar la precariedad laboral que afecta a la mujer en el campo, con una tasa de actividad que se sitúa 12,1 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres y con un 90 por 100 de las mujeres que trabajan a tiempo parcial en las explotaciones agrarias, cobrando además un 16,4 po 100 menos que los hombres.

Todos estos factores -sostiene- les hace más vulnerables ante la violencia de género y la trata con fines de explotación sexual.

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