Casi 15 días después de los Goya, la actriz de Guadalajara, Laura Galán, ha vuelto a su vida normal aunque todavía sonríe recordando la emoción vivida tras sonar su nombre como Mejor Actriz Revelación. Ella, siempre sonriente, nos cuenta como recuerda aquel 12 de febrero que culminaba con su primer «cabezón» por el papel de Sara en la película Cerdita. «Me daba la risa es demasiado increíble que hayan dicho mi nombre y tener un goya en la mano»
«Estuve vestida con la lentejuela desde las cinco de la tarde»
Tras meses de promoción de la película, el gran momento llegaba con la subida al AVE lleno de todos los asistentes a la gala. Nominados, académicos, entregadores de premios… «era una fiesta porque nos íbamos encontrando y era como una gran familia» nos cuenta Laura Galán.
Una larga jornada que empezaría en Sevilla cargada de buenos recuerdos y anécdotas como el hecho de «no tener tiempo de comer» y estar «con la lentejuela desde las 17.30 de la tarde». Sin embargo, los nervios llegarían más tarde. «me puse más nerviosa después de recibirlo que antes, fue muy curioso» revela Laura.
Momento premio
Su momento llegaba horas más tardes cuando resonaba su nombre entre el resto de candidatas. Laura competía con Anna Otín (Alcarràs), Luna Pamies (El agua), Valèria Sorolla (La consagración de la primavera) y Zoe Stein (Mantícora).
«Solo recuerdo que escuché a Javier Ambrossi decir Lau y pensé ay! madre« recuerda Laura. «Ya no recuerdo escuchar Galán solo que le di un beso a mi chico, Carmen Machi me abrazó y yo solo pensé: no tardes que hay mucha gente viendo la gala y esperando.»
Minutos marcados por los nervios y la falsa inseguridad de sentir que se iba a caer a cada escalón que subía hacia el escenario. Laura confiesa que en su interior «estaba temblando» y luego «todavía más al no poder contener la emoción.
Guadalajara presente en su discurso
Con nervios y un discurso preparado. Guadalajara era en parte la protagonista de unas palabras que ella misma redactó «mientras su hijo dormía», por si acaso. «Me lo apunté por responsabilidad. Siempre veo la gala de los Goya y veo que hay gente que se pone muy nerviosa, incluso algunos no recuerdan el nombre de sus hijos» nos cuenta Laura.
Precisamente, buscando unas palabras breves pero con cabida para todos los que han sido importantes para ella preparó sus palabras pero «sin colapsar». «Quería llegar a dedicarse a mi familia, a mi novio, a mi hijo y no quedarme enredada en cosas. No lo preparé lo apunté y ahí lo dejé».
Eso sí, un discurso preparado con «un poco de vergüenza al escribirlo porque no quería pensar que me lo iban a dar pero era por si acaso y si no me lo dan al día siguiente se lo leeré a los implicados que están aquí».
Por supuesto, «Guadalajara tenía que estar presente». Así relata Laura cuando le preguntamos por qué significa la provincia para ella «la nombré aunque solo fuese una pincelada porque es mi vida y tenía que estar ahí». Además, ella misma observa como tras la gala algunos le decían «pues yo soy de un pueblo de Guadalajara”. Para ella «Guadalajara tienen mucha gente talentosa y nos vamos encontrando, además se va fomentando que sea una ciudad de cine y ahí vamos consiguiendo».
El Goya, en casa
Aunque el premio le ha supuesto un auténtica inyección de felicidad y se muestra agradecida por este reconocimiento. Dos semanas después, todo ha vuelto a la normalidad transformando los «niveles insospechados de emoción anímicamente» en ganas de «seguir con la vida vida normal». Aunque, irremediablemente, «luego llego a casa miro el Goya y digo: pues aquí está esto que no se que traerá o que no pero vida normal y a seguir luchando por trabajar y seguir siendo agradecida y luchadora» relata Laura.