martes, 29 de abril de 2025
22/03/2014junio 9th, 2017

Cuatro historias aparentemente inconexas, pero que se van entrelazando para desembocar en una única trama, son los ingredientes de la última novela de Mariano Crevillén, ‘Asalto a la Catedral’, un thriller a la toledana con la ciudad imperial como protagonista.

Esta «novela de aventuras», como la ha definido su autor en una entrevista con la Agencia Efe, arranca cuando un joven sacerdote descubre que los cuadros originales de la Catedral de Toledo han sido suplantados por copias, un hallazgo que la institución religiosa teme que llegue a la opinión pública.


Y, de forma progresiva, se van presentando las otras tramas, que pasan por la disputa por el poder dentro de una organización de traficantes y la falta de escrúpulos del hijo de una antigua limpiadora de la Catedral, ahora director de una prestigiosa empresa de seguridad.

Para resolver los enigmas que se van planteando, los exagentes del CNI Manuel Jiménez y Julio Marín aplican sus métodos que «rozando los bordes de la legalidad», intentan resolver la inexplicable sustitución de gran parte del Tesoro de la Catedral.

«Estas cuatro historias se agitan y el resultado es una cosa entretenida», afirma Crevillén, un murciano que lleva veinte años viviendo en Toledo y que, sin querer desvelar el final, ha señalado que «al final, siempre ganan los buenos».

Incluso ha ironizado con que este libro, editado por Ledoria, se podría catalogar como «ciencia ficción», porque «triunfa el trabajo, la abnegación y el sacrificio».

Pero en ‘Asalto a la Catedral’ no sólo se suplantan pinturas, sino que los investigadores «para intentar poner negro sobre blanco y arrojar algo de luz» a los extraños robos, «piensan si se podrían llevar la Custodia de Arfe», que es utilizada por los dos exagentes del CNI como «una especie de cebo, y al final los ladrones también se llevan la Custodia».

Este robo de objetos de gran valor material y sentimental del Tesoro de la Catedral de Toledo recuerda al que hace un par de años se vivió en la Catedral de Santiago de Compostela, de donde se llevaron el Códice Calixtino, un suceso éste que «se comenta en la novela, pero este caso es totalmente distinto».

«Aquí, se trata de una antigua relación de amor y odio entre un personaje y la Catedral de Toledo», relata el autor.

Pero éste no es el único acontecimiento contemporáneo que se incluye en la novela, pues entre otros guiños a la actualidad, Crevillén ha querido que en el tiempo de la novela, el papa ya sea Francisco o que el que fuera presidente de Venezuela, Hugo Chávez, esté muerto.

«Hay ciclogénesis explosivas, como las pasadas este invierno, e incluso un avión de pasajeros, que hace la ruta Madrid-Tenerife, desaparece misteriosamente», añade este escritor que compatibiliza su afición por la literatura con su trabajo como profesor en una escuela de seguridad privada.

Con todo, define su novela como «un canto a Toledo», porque la ciudad «sale mucho» en la obra e incluso considera que, si hay alguien que después de leerla «no tiene ganas de recorrer las calles de Toledo y ver el Corpus Christi es que no tiene sangre en las venas».

Enclm

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