domingo, 22 de septiembre de 2024
27/03/2014junio 9th, 2017
César del Río César del Río

«Para mi padre ha acabado el sufrimiento y ha empezado la gloria». De las numerosas loas que recibió el presidente que ha conseguido aunar cientos de parabienes en muy pocas horas, quizás la que mejor resume la situación personal, sobre todo, y política también es la frase que nos dejó su hijo Adolfo Suárez Illana horas después de que su padre Adolfo Suárez se fuera de esta España que él ayudó a labrar con pico y pala. Con sangre, sudor y lágrimas. Mucha sangre, mucho sudor y muchas lágrimas. Se refería el hijo al sufrimiento que la enfermedad había causado en el padre, la misma enfermedad que le evitó ver y vivir cómo sus Pactos se convertían, dentro de la política actual, en insultos diarios, demagogias varias y demás vicisitudes políticas.

Y que, como el mismo domingo por la tarde acertó a decir la periodista que mejor ha narrado la Transición de este país, Victoria Prego, «la España que Suárez soñó no es la España de hoy». Y no pudo estar más acertada. Porque hoy tendría que elegir entre varias Españas. No dos, que fue las que él recogió tras acabar la Dictadura e intentó hilar en una sola, sino tres, cuatro… Sí, hoy Suárez vería cómo los políticos son incapaces de, ni siquiera, aunar fuerzas para acabar con las lacras que nos acechan y van por su cuenta, por la de su partido y no… No miran atrás, sólo lo hacen para alabar la claridad de alguien que hizo del pacto y el consenso su herencia política pero que ellos no han sabido administrar. Ni de lejos.


El joven que vendió electrodomésticos, que fue extra en una famosa película interpretada por Cary Grant y Sophia Loren rodada en Ávila y que quiso ser mayordomo pero no lo consiguió, fue testigo de cómo su familia se dividió por la Guerra, ya que la mitad luchó en el bando nacional y la otra en el republicano. Las dos Españas que luego él unió…

Su última aparición pública en Castilla-La Mancha fue en Albacete, cuando se sumó a la campaña que intentaba llevar a su hijo a la Presidencia de la región. Imágenes que aún están en nuestra retina, cuando comenzó a leer un folio que ya había relatado momentos antes y se hizo un lío con los papeles, pero no los perdió. Salió airoso del trance, con su permanente sonrisa en la cara (¡igualito que los rostros de mala leche de los políticos de ahora!, pensarán) y fue requerido por el público al grito de «Adolfo deja los papeles, que lo que queremos es escucharte a ti». Eran los primeros síntomas de lo que vendría después.

El domingo tuvimos magistrales clases de lo que fue Adolfo Suárez. El mismo presidente que un buen día cogió a su hijo mayor, aún pequeño, y le enseñó una carta de ETA que había recibido horas antes. De esa carta Suárez Illana recuerda el anagrama de la banda terrorista y las palabras que le dijo su padre, que no eran otras que el aviso de su posible secuestro. El del hijo. «No permitas que te lleven con vida», le narró, porque de haber sido así el presidente Suárez no hubiera podido hacer nada por el ciudadano Suárez.

No puedo terminar estas líneas sin una esperanza de futuro. Quizás una de las personas con más caché dentro del PP, el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo, dijo la siguiente frase horas antes de conocerse el fallecimiento de Adolfo Suárez y en las semanas previas a las elecciones europeas: «Pido que hagamos una campaña electoral con principios, con limpieza, respeto y grandeza, eso es lo que aprendíamos de aquel presidente del Gobierno de España».

Adolfo Suárez, por desgracia, eso ya no lo verá. Quién sabe si usted y yo tampoco. Soy muy pesimista sobre el particular…

@CesardelRioPolo

cesardelrio@encastillalamancha.es

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