Probablemente era una de las personas más queridas de Toledo. Probablemente era uno de los toledanos que más ha entregado su vida por los demás. Probablemente el título honorífico de «amigo de los pobres» se queda incluso corto. Lo que es seguro es que Cipriano González no podrá ver cumplido su último sueño: una residencia de mayores en la que entrase todo el mundo. Sin mirar la cartera.
Cipriano siempre tenía una palabra amable para todo el mundo. No es un tópico. «¿Cómo estás, hijo?», me decía con mucho cariño todas las mañanas. Estaba eternamente agradecido a todos los medios de comunicación por la ayuda y visibilización que le dábamos a su ONG «El Socorro de los Pobres». «Esto es por vosotros», repetía siempre, aunque es evidente que «esto» (los repartos de comida a la gente que lo necesitaba, primero mensuales, luego semanales) eran y son gracias a él y a sus inseparables compañeros de viaje, «los batas blancas«, como les conocemos todos, y el resto de colaboradores de la ONG.
La residencia de Cipriano González
Cipriano, siempre que tenía la oportunidad, contaba ese sueño que le quedaba por completar. Aunque quizás el día que lo reivindicó con más ahínco, dado el público que le escuchaba, fue cuando encastillalamancha.es le entregó uno de sus Premios Excelentes.
«Quiero intentar hacer una residencia en Toledo, por la parte de la Fábrica de Armas, donde hay una mina de los romanos, donde la gente tomase el sol, tomase el aire, estuviese a gusto como en su casa o mejor, porque hay miles de personas que no tienen donde ir», confesó cuando cogió el micrófono para agradecer el galardón, un proyecto con el que llevaba soñando «muchos años».
«Mucha gente me dice: Cipriano, méteme en una residencia, pero una residencia vale mucho dinero, no hay quien tenga ese sueldo, de manera que me gustaría hacer, pero ya, una residencia en un sitio soleado, donde tengan sus banquitos, sus arbolitos…», añadió este altruista toledano.
70 años trabajando por los demás
Cipriano González nació en Menasalbas (Toledo) en plena Guerra Civil, en agosto de 1936. Conoció el hambre muy joven y probablemente eso le ha llevado a ocupar gran parte de su vida dedicado a que nadie más pase por lo mismo.
70 años lleva con su ONG ayudando a todo el que lo necesita. Repartos de comida y ropa todas las semanas, de juguetes cuando llega la Navidad. Y es que la cara de felicidad de Cipriano en esos momentos es difícil de igualar.
Fotos | Cipriano González, una vida entregada a los pobres que no podremos olvidar
El peor mal del ser humano, «la codicia»
Cipri, como le llamaban sus allegados, repetía también si cesar que «la codicia es un mal que el ser humano lleva desde que nace«. «Lo estamos viendo continuamente, hay gente que tiene miles de millones y roba, por dios, si hay gente que no tiene qué comer, por qué tienes que robar, déjalo a la gente que no tiene qué comer«, expresaba entre lágrimas recogiendo el mencionado premio, un emotivo momento que levantó el aplauso del público.
Hoy, martes 11 de abril, Cipirano nos deja con 86 años, ya casi 87. Nos deja ayudando hasta el último día, como recordaban en el Tanatorio de Toledo sus familiares. Nos deja también sin poder ver terminada la reforma que está sufriendo el modesto local de la ONG, cuyo tejado está siendo reparado. Nos deja, pero de un modo u otro Cipriano siempre estará presente, porque existimos mientras alguien nos recuerda, y a él seguro que muchos lo llevaremos en el recuerdo.
Cipriano siempre soñó con una residencia y, quien sabe, quizá algún día alguien recoge esa idea y la hace realidad. La residencia Cipriano González, el eterno amigo de los pobres.