La procesión del Silencio ha sacado a la calle esta pasada madrugada a miles de personas en Ciudad Real, en una jornada de penitencia en la que los pasos del Cristo de la Buena Muerte y el de la Virgen del Mayor Dolor han recorrido las principales zonas del municipio.
Los cofrades de la Hermandad del Silencio han enmudecido para portar sobre sus costales los pasos durante más de cuatro horas, después de que a las tres de la madrugada, al toque de corneta, se abrieran las puertas de la iglesia de San Pedro, desde donde han iniciado su estación de penitencia y adonde han regresado cerca de las ocho de la mañana.
La procesión del Silencio, una de las más arraigadas de la Semana Santa de Ciudad Real, ha vivido momentos muy emotivos, como los saludos que ha realizado la Virgen del Mayor Dolor a las monjas de los conventos de las Terreras, las Hermanas de la Cruz y las Carmelitas.
Al silencio de los nazarenos durante el recorrido procesional, que guardan así respeto al vía crucis y las imágenes de sus titulares, se ha unido también el público, que ha permanecido callado durante todo el recorrido procesional.
El redoble del tambor ha sido el único sonido que se ha podido escuchar en las calles de Ciudad Real, donde se han congregado cientos de personas para seguir la lectura de las diferentes estaciones del vía crucis que se producen a la salida y entrada del templo y en distintos puntos del recorrido procesional.
Muchos cofrades, en señal de penitencia, han vuelto a portar en sus pies grandes cadenas, que han arrastrado a lo largo de todo el recorrido.
Veintiuno de ellos han sido los encargados de portar las veintiuna cruces de penitencia, cuyo peso oscila entre 20 y 40 kilogramos.
La procesión del Silencio ha concluido con la salida de los primeros rayos del sol, que ha marcado el final de esta estación de penitencia.