lunes, 25 de noviembre de 2024
01/05/2014junio 9th, 2017

Una vez rastreada la iglesia conventual madrileña donde se buscan los restos de Miguel de Cervantes (1547-1616), los investigadores comienzan ahora una nueva etapa: recopilar toda la información para elaborar un mapa tridimensional que señale el punto exacto donde el escritor pudo ser enterrado.

Con ese mapa que ahora el equipo de investigadores se dispone a elaborar, Madrid estará más cerca de saber si puede recuperar los restos de uno de sus personajes más universales, que fue soldado, poeta, dramaturgo, novelista y autor de la que se considera como la obra cumbre de la literatura española, «El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha».


Se sabe que, en cumplimiento de su deseo, Cervantes fue enterrado en la iglesia conventual de las Trinitarias de Madrid -ubicada a sólo unos metros de la casa donde murió, en el ahora denominado Barrio de las Letras- y las principales investigaciones sostienen que sus restos nunca salieron de allí.

Han pasado casi 400 años hasta que los medios técnicos necesarios y la voluntad de las instituciones se han alineado para comprobar si tanto tiempo después la hipótesis está en lo cierto.

Con ese objetivo, una decena de técnicos supervisados por el georradarista Luis Avial ha rastreado el subsuelo, los muros y la cripta de la iglesia conventual durante los últimos tres días y ha obtenido una información que ahora servirá para realizar un mapa tridimensional del templo que indique las cavidades secretas donde puede que descanse el genio.

El procesado comenzará la próxima semana y permitirá obtener un plano muy detallado de la iglesia actual -cuya planta es de finales del siglo XVII- así como de la estructura que tenía la primigenia, de un tamaño más reducido, que data de 1612 y que es en la que fue enterrado el escritor.

Sólo con los datos analizados a primera vista, los técnicos ya han cumplido un objetivo importante: saben cómo fue la planta del primer edificio.

«Hemos pasado el georradar varias veces, con distintas antenas según la profundidad que queríamos ver y con la malla -la definición- más densa que se ha utilizado nunca en una iglesia en España», explica a Efe Luis Avial, quien se muestra convencido de que, tras el procesado de los datos, la información obtenida será «muy útil y valiosa».

De hecho, la detección de cavidades y posibles fosas donde podría reposar el escritor -que en una segunda fase deberían excavarse para recuperar restos y después analizarlos- ha resultado más sencilla de lo esperado gracias al buen estado del suelo del convento.

Los investigadores guardan silencio, pero la exploración de la iglesia actual y de los habitáculos aledaños ya ha dado algún fruto: de las indicaciones del radar se extrae una idea clara de dónde pueden estar -y dónde no- los restos de Cervantes, explica a Efe Avial.

Las conclusiones definitivas se plasmarán en un informe que se facilitará después al Ayuntamiento -ha financiado los 12.000 euros de la primera fase del estudio- así como al prestigioso forense Francisco Etxeberría.

Éste, tras obtener los permisos necesarios, se encargaría de dirigir una excavación selectiva y cuidadosa para recuperar en una iglesia que es Bien de Interés Cultural (BIC) los restos óseos que puedan corresponderse con los del escritor.

Tanto Luis Avial como el historiador Fernando de Prado, los dos principales impulsores del proyecto, dicen estar satisfechos con los resultados obtenidos en estos primeros días de búsqueda, pero piden «paciencia».

Si se cumplen los plazos previstos y todo sale según lo deseado, en 2014, dos años antes de la celebración del Cuarto Centenario de la muerte del escritor, se despejará la incógnita de si sus restos siguen tanto tiempo después en la iglesia donde pidió ser enterrado.

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