Que haya ganado la Liga el Atleti es casi lo mismo que si un partido político que no sea ni PP ni PSOE se meta por medio en unas elecciones y termine fundiendo los plomos a los dos grandes, como les ha sucedido al Real Madrid y al Barcelona. Qué tendrán en común el «fúrbol» y la política que ocupan, siempre, las conversaciones de barra en un país lleno de bares y donde todos y cada uno de nosotros nos creemos Einstein delante de los amigos e incluso de los desconocidos.
El Atleti, ese equipo que reúne todos los valores necesarios para provocar una especie de éxtasis colectivo cuando gana (porque desde que tengo uso de razón somos el Atleti pero nunca ganábamos casi nada) y la risa encubierta cuando pierde porque no hay mal que 100 años dure pero, qué casualidad, siempre le toca a él. O le tocaba, que lo de la leyenda del «pupas» hace muy poquitos años que dejó de sangrar.
El Atleti, ese equipo que más allá de levantar pasiones, porque odios ya genera muy pocos dada su condición de tercerón, y ni siquiera eso en las últimas décadas, es el preferido de los aficionados de uno de los dos grandes cuando se enfrenta al otro. En el partido final de Liga los merengones iban con nosotros porque por encima de que ganara el Atleti preferían que perdiera el Barça y en la final de la Champions del sábado 24 los culés serán rojiblancos con tal de que ver las lágrimas en la cara de los «florentinos» millonarios.
Qué tendrá el fútbol que toda España sabe cuándo y dónde se juega la final de la «orejuda» pero muy pocos conocen, a pesar de la tabarra continua que nos pegan los políticos en campañas pasadas de moda, más largas que un día sin pan y aburridas hasta más no poder, que 24 horas después nos «jugamos» el «futuro» en la «final» de las elecciones europeas, o eso dicen continuamente. Ellos sí se juegan su futuro, el nuestro todavía está en duda.
¿Se imaginan unas elecciones europeas con una candidatura liderada por el Cholo Simeone? ¿O por Diego Costa, Arda Turan o Koke? Ja, ja, ja… Sí, sí… Riámonos todo lo que queramos, pero más allá del cachondeo patrio no me importaría conocer el resultado que obtendrían.
Dos finales en dos días consecutivos pero muy, pero que muy diferentes. La del sábado 24 levanta pasiones, atrae a cualquiera y no va a dejar indiferente a casi nadie. La del domingo 25 poco menos que… Dejémoslo ahí. ¿Qué niño/a no sabe quién juega el sábado? ¿Qué niño/a sabe quién juega el domingo? No digamos ya entre adultos. De la euforia colectiva a la desgana habitual. Es la diferencia entre un día … U otro.
cesardelrio@encastillalamancha.es