«Supongo que la mayoría de ustedes habrán tenido la ocasión de transitar por la calle Escalerillas de la Vega, la que une la calle Diputación, toca Duque de Lerma y desemboca en el Paseo de Merchán. ¿Quién no ha ido a la conocida Vega a pasear, beberse una horchata, tomarse unos churros o a montar a los hijos y nietos en los cochecitos infantiles instalados de manera perenne en ella?
Supongo que más de uno de ustedes, más si es mujer por aquello de los tacones y el calzado que utilizan, habrán jurado en hebreo al caminar entre los desniveles y cemento descarnado que deja asomar las piedras, huecos y el mal estado del firme.
Hace no mucho tiempo creí leer que el Ayuntamiento iba a tomar algún dinero de los ahorrillos que quedan o remanente y lo iba a adecentar. Pero supongo que leí mal o han surgido otras «necesidades». No soy experto en el asunto e ignoro cuánto costaría echar una capa de ese material moderno que echaron, por ejemplo, en los paseos laterales y frente a Tavera, pero seguro que no sería tan caro.
El arreglo, con una rampa amplia y adecuada, no solo para los discapacitados sino para las muchas mujeres que utilizan ese tramo para subir y bajar con sus carros de la compra los martes, día de mercadillo como se sabe, sería aplaudido por la ciudadanía. Pues ahí queda la idea que aporta uno de los miles de usuarios que utilizamos dicha subida para ir por un motivo u otro a nuestra querida Vega».
Carlos Martín-Fuertes.