“Una barbaridad. Aquí se forman dos mil y pico familias. Es que esto es un disparate ya. Unos 14.000 o 15.000 kilos de alimentos salen”. Así son las cosas a las puertas de la ONG Socorro de los Pobres, junto al Puente de San Martín en Toledo, un lugar privilegiadamente hermoso de la ciudad, en el que un hombre, con sus voluntarios, ayuda cada mes a los demás a mitigar su hambre. Voluntad y trabajado diario son sus señas de identidad y un corazón que no le cabe en el pecho de grande. Y otra condición más: “Yo nunca he tenido ni una palabra con nadie. Ni la voy a tener. Jamás, porque aquí en casa se viene, se da y punto. No hay otro misterio”. Así es Cipriano González, fundador de la ONG Socorro de los Pobres y popularmente conocido, ya en toda España, como “el amigo de los pobres”. Ah, nunca acepta dinero. Alimentos directamente llevados a la ONG o pagados al supermercado que cada cual elija para que luego se los lleven a Cipriano.
El relato de su vida podría dar para una novela. Es lo que tiene nacer en agosto de 1936. El hambre, la guerra y la postguerra marcaron su infancia. Y la de sus ocho hermanos. La paga del padre apenas daba ni para pagar el pan. Del resto, ni hablamos. Un plato de comida como Dios manda no lo cató hasta los cuatro años, cuando un destacadamente militar en su pueblo, Menasalbas (Toledo) se apiadó de él. Para comer, lo que se dice comer, tuvo que esperar a llegar al Seminario o, como él dice, “hasta que me metí de fraile”.
Como no quiso cantar misa, se puso a trabajar y comenzó a ahorrar para traerse a Toledo a toda su familia, a un piso que alquiló y fue acondicionando con mucho esfuerzo. Puso a sus hermanos menores a estudiar y se buscó un lugar donde almacenar los alimentos que pedía personalmente donde creía que los había con el fin de repartirlos entre quienes carecían de ellos. Y es que el hambre es una experiencia que él combate desde su más tierna juventud. Porque antes de almacenar acompañaba a los más necesitados a pedir, en tiendas o en familias. Inagotable es la historia y la experiencia de Cipriano González, con el que hemos mantenido una entrevista en encastillalamancha.es que confiamos en les ayude a conocerle mejor y, si les es posible, a ayudarle más.
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“NO SE PUEDE DECIR LO QUE ES EL HAMBRE SI NO SE PASA”
¿Cómo es el hambre, Cipriano?
Pues el hambre es muy malo. Eso no se puede decir si no se pasa. Es una cosa muy difícil de explicar, muy lamentable y es realmente muy doloroso.
Una persona que tiene hambre, ¿se puede comportar y pensar las mismas cosas que quién no lo tiene o el hambre lo puede todo? ¿Se puede ser “normal” cuando se pasa hambre?
Puede ser una persona normal, pero es muy difícil. Está pensando de una forma que quizás de otro modo no es posible pensar si no se tiene hambre…
¿Se tiene miedo, angustia, desesperanza, dolor…?
No, no, miedo no. Siempre que no sea una persona viciosa que trata de robar o cualquier cosa, sino que trate de hacerse con alimentos, pero siempre a la buena de Dios. O sea, ni robando ni ir lastimando a nadie, porque eso no tiene sentido de ninguna clase. Pero el hambre es algo especial, ¿eh?… Pero muy especial…
“EL HAMBRE NO SE OLVIDA NUNCA, AUNQUE VIVIESES 5.000 AÑOS”
Y una vez que se pasa hambre, no se olvida nunca esa sensación…
No, claro, eso no se puede olvidar nunca. Eso no se olvida nunca, nunca. Eso de decir… ¡Hala hijos, a dormir y mañana será otro día! ¡Eso no se puede olvidar nunca!
(Traga saliva y para. Se emociona recordando).
Aunque vivieses 5.000 años…
Tú lo pasaste.
Sí, yo lo pasé.
A ti te dijeron más de una noche… Hala, a dormir…
(Suspira y vuelve a tragar, saliva. Los ojos se le empañan. Y es que el hambre no se olvida nunca, “ni aunque vivieses 5.000 años).
Tranquilo… Ya no pasas hambre. Ni tu familia… Ni otra mucha gente, gracias a ti.
Ya… (Muy emocionado)… Claro… Más de cuatro noches me dijeron eso. Porque eran épocas muy malas, evidentemente. ¡Es que era una guerra! La guerra es la destrucción, es el sufrimiento del ser humano… La guerra no tiene otro sentido más que ése, sufrimiento del ser humano y especialmente de las personas bajas, digamos.
La gane quien la gane, la mayoría pierden…
Claro, sí. La guerra es guerra y de una manera o de otra pues es guerra para todos.
“MIS HIJOS NO HAN TENIDO COSAS ESPECIALES, PERO NO LES HA FALTADO SU COCIDITO, SUS JUDÍAS, SUS LENTEJAS…”
Afortunadamente tú no has tenido que decirle a tus hijos cosas como… Hala, a dormir, que mañana será otro día… Tú sí pudiste dar de comer.
Gracias a Dios yo no lo he tenido que decir. Ellos han tenido su platito de comida, no han tenido cosas especiales, pero no les ha faltado su cocidito, sus judías, sus lentejas y cositas de esas… Cosas que yo eso ni lo había visto ni siquiera.
“YO EMPECÉ A COMER CUANDO ME METÍ DE FRAILE”
¿Cuándo empezó a comer con normalidad?
Yo empecé a comer cuando me metí de fraile…
Por eso le mandaron al Seminario, para que comiera y para quitarse una boca…
Para que comiera, claro.
Como tenían que hacer muchas familias.
Sí, sí, sí; claro. Porque es que era punto imposible…
¿A qué se dedicaban sus padres?
Mi padre era el contable de una finca de El Robledo, pero con lo que ganaba pagaba mi madre el pan y punto. Y al “fiado” todo el mes. O sea, que… Es que no había…
“LOS MILITARES DEL PUEBLO ME DABAN PAN PARA QUE COMIERA TODA MI FAMILIA, ÉRAMOS NUEVE HERMANOS”
Y eráis unos cuantos hermanos.
Éramos nueve. Y gracias al pedir. Yo me hice una vez amigo de los militares y solucioné una papeleta increíble en mi casa. Fíjese hasta dónde llega el hambre que un día estando yo sentado en una piedrecita yo vi un camión militar… Entonces estaban los militares en los pueblos. Y vi un camión descargando cestos de panes y yo sentadito en frente veo el camión y me acerqué. ¡Lo que es hasta dónde llega el hambre, ¿eh?! Me acerqué a pedirles un trozo de pan. Y uno llamó a otro, y a otro, y al otro y ya salió uno que me dice: ¿tienes hambre, hijo?. Y yo dije: sí. Y me cogió de la manita y me pasó para dentro, para las cocinas. Tenían un lomo atado con una cadena y yo iba entre las piernas del militar, ¡cagadito de miedo!… Y el me decía, no te preocupes hombre… Me subieron a las cocinas y no sé si me comí dos o tres platos y uno de ellos ya dice: no le deis más comida al niño ya, que no puede ser que coma más ya la criatura…
“LA PRIMERA VEZ QUE COMÍ BIEN TENÍA CUATRO AÑOS Y ME DIERON DE COMER LOS MILITARES”
¿Cuántos años tenía?
No creo que tuviese más de cuatro añitos.
Y era el primer día que comías bien y en condiciones en toda tu vida.
Sí… ¡Aquéllo fue una mina que yo encontré, ¿eh?! Después de darme de comer me dieron las barras que podía llevar a casa. Y al día siguiente volví. ¡Fíjese lo que es el hambre! ¡Yo era una criatura! Pero fíjese como captas la hora más o menos de cuando venía el camión, sin tener ni idea de lo que era un horario, evidentemente. ¡Fíjese el hambre hasta dónde llega! ¡Es sabio, vamos!
Y los militares te volvieron a dar pan…
Sí. No me preguntaban, ya sabían ellos que la cosa estaba muy mal. Me preguntaban por los hermanitos que éramos.
Y te daban pan cada día.
Sí, sí, todos los días llevaba cuatro o cinco barras de pan a mi casa, las que podía llevar.
Y hasta el seminario, poco más que pan cada día. ¿Cuántos años tenía cuando, como dices, te metiste a fraile?
Unos 14 o 16.
O sea que hasta esa edad no comiste con regularidad.
Claro, claro…
¿Qué recuerdas de aquella época en el seminario?
Recuerdo bien, porque éramos 18 entonces y teníamos nuestras clases y también limpiábamos, guisábamos y trabajábamos mucho… Allí hacíamos de todo. Coser y todo.
¿Llegó a ordenarse sacerdote?
No, porque me querían hacer sacerdote, pero me mandaban a Santo Domingo, que había dos padres mayores que querían que alguien les atendiese allí y cantase misa. Y yo les dije que no, que yo allí no iba, porque no… Además, luego mis padres cuando iban a verme yo les preguntaba y ellos me decían: ¿pues cómo vamos a estar, hijo?; mal. Y eso fue lo que me echó fuera del convento.
“CUANDO DEJÉ EL CONVENTO ME COLOQUÉ Y SAQUÉ DEL HAMBRE A TODA MI FAMILIA”
No se habían podido solucionar las cosas en tu familia.
No, no, no… Las fui solucionando yo. Me salí de fraile y me coloqué enseguida en una multinacional y me puse a trabajar y enseguida que yo gané un dinerito me quedé con un piso. Ese pisito le arreglé, lo que ganaba me lo gastaba en arreglar el pisito y conseguí arreglarlo, comprar camas, comprar barreños, sartenes, cacerolas… Todo… Para traerme a mis padres. Les hice la matrícula a mis hermanitos y les compré cuadernos, lapiceros, pantalones, camisitas, todo… Les preparé todo, de manera que llegaron aquí y al día siguiente fueron al colegio.
¿Era el mayor de los nueve?
No, soy el tercero.
Sacaste del hambre a tu familia.
Claro. Y ya nos fuimos haciendo mayores, nos fuimos colocando y aquí estamos.
Usted nació en agosto del 36, nada más estallar la Guerra Civil. ¡Vaya momento para nacer!
Malo. En esa época todos los meses eran malos. Es que el ser humano llega a estas cosas. Yo no entiendo por qué el ser humano es de ese modo de ser.
Después de conocer a tanta gente, ¿no ha entendido qué lleva a los hombres a comportarse como bestias?
No lo entiendo, en mi mente no entra que un señor tenga palacios y palacios, fincas y fincas y otras personas no tengan nada… Yo es que no sé… En fin… Hay gente de todo, hay gente muy buena… Yo si tuviera esas cosas lo aparcelaría y daría a la gente para que tuviese sus casitas.
“MI VOCACIÓN SE DESPERTÓ CUANDO VINO UNA NIÑA A LOS MONJES A PEDIR LECHE, VESTIDA CON HARAPOS… ME RECORDABA A MI HERMANITA…”
¿Cuándo despertó en ti la vocación de ayudar a los demás a que no pasaran hambre? Porque es el recuerdo del hambre que tú pasaste de niño el que te impulsa a ayudar a los demás para que no vivan lo mismo.
Claro. Eso empezó ya en Santa María de Huerta (Soria), en los cistercienses, no empecé aquí en Toledo. Porque allí fue a pedir una niña que tenía más o menos la edad de una hermana mía… La criatura iba a por leche, eran 12 de familia… Antes las familias eran muy largas, cuanto menos tenían, pues más hijos… Y allí fue dónde la pregunté a la niña si andaba mal la cosa… Aunque no había que preguntarla según estaba el físico de la niña y la forma de vestir, que era con harapos, aquello no era vestimenta. El angelito andaba igual que una hermanita mía.
(Se vuelve a emocionar).
Y así fue como empecé.
¿Qué recuerda de la gente cuando empezó a pedir para otros?
La gente era buena, pero es que iba al mínimo, porque nadie tenía grandes cosas para poderte dar. La gente te daba un trocito de pan, algunos pepinos, algunos huevos… Pero la gente se portaba bien.
“HAY GENTE QUE TIENE UN CORAZÓN MARAVILLOSO”
¿Es verdad que a veces la gente cuanto menos tiene más comparte?
Claro. Sí. Pasa eso, pero también hay gente que tiene mucho y es muy buena. Hay gente que tiene un corazón maravilloso. Yo veo que hay gente que tiene dinero y es maravillosa, sencilla… Esto es parecido a los militares, cuantos más grados tienen, mejores son, te atienden mejor, tienen otros modos y otro respeto.
¿Cuándo empezó a repartir comida a los demás?
Uffff… (Se le dibuja una amplia sonrisa). ¡Ya hace muchísimos años, hija! Y gracias, porque desde que di muy poquitos pasos la prensa empezó a hablar de mí. ¡Gracias, gracias a los medios de comunicación! Si estuviera todo el día diciendo gracias no podría agradecer tanto como les tengo que agradecer, porque han sido… Es que iban delante de mí abriéndome las puertas. Para mí la prensa ha sido maravillosa. En el momento que hablaban los periódicos de ti la gente lo leía y me conocían.
¿Recuerda cómo se sintió la primera vez que pudo ayudar a alguien a comer dándole una bolsa?
Yo creo que fue por el 50 más o menos cuando empecé a darlas. Estando de fraile yo me llevaba a la gente a las tiendas a pedir… Había una tienda ahí en Núñez de Arce, que no se olvidará en la vida, que se llamaba Marín el hombre y ¡cuántas veces, pero cuántas, cientos de veces he ido con señoras allí! Decía, mire es que no tiene nada, ¿es posible que le demos cositas si son tan amables? Y me decían: sí hombre sí se las damos, lo que usted diga. Ella me iba explicando lo que necesitaba y ellos mismos lo iban echando en una cesta… Así es como empecé.
Hasta que se hizo con un pequeño local para almacenar comida y repartirla.
Claro. La voz se corre enseguidita y yo ya al salirme de fraile me hice con un localito. Y dejar uno y coger otro, y dejar uno y coger otro, y dejar uno y coger otro… Es que es dificilísimo, pero a mí me ha pasado, hasta que ya lo ven ustedes… Hasta que se conoce que Dios ha dicho te voy a poner ahí entre dos maravillas del mundo.
(El local de la ONG Socorro de los Pobres, de la que es fundador Cipriano González, está en uno de los lugares más hermosos de Toledo, junto al Puente de San Martín, en Tajo y muy cerca la Puerta del Cambrón y San Juan de los Reyes).
Usted siempre ha conocido a la gente que más lo necesita, pero también ha ido viendo cómo crecía España y se dejaban de pasar calamidades. ¿En algún momento pensó que a estas alturas iba a volver a ver esas inmensas colas de gente que pasa hambre? Los varios miles de personas que se agolpan en su reparto mensuales esperando una bolsa de comida?
No. No lo pensaba. Yo pensé que iríamos ayudando a unas 30 o 40 familias en Toledo. 100 como mucho, pero que de ahí no pasaría. Pero veo que esto va creciendo, y creciendo y creciendo…
“AQUÍ, EN CADA REPARTO, SE FORMAN YA DOS MIL Y PICO FAMILIAS Y SALEN 15.000 KILOS DE COMIDA”
¿Cuánta gente viene ahora en cada reparto?
Una barbaridad. Aquí se forman dos mil y pico familias. Es que esto es un disparate ya.
¿Cuántos kilos de comida reparten un día de estos?
Unos 14.000 o 15.000 kilos de alimentos salen.
“JAMÁS ACEPTO DINERO NI CHEQUES NI NADA PARECIDO, PORQUE LO QUE QUIERO ES COMIDA”
Ha pasado de las 50 o 60 familias a más de 2.000.
Claro. Sí, sí. Gracias a la gente maravillosa que conmigo se han portado… Claro también yo creo que aquí ha habido una cosa que ha sido realmente muy importante. Primero, como digo, los medios de comunicación me han ido siguiendo los pasos. Y luego la limpieza que yo he tenido. Lo que no he hecho nunca ha sido engañar a nadie, falsear a nadie, ni lo voy a hacer. Yo no voy pidiendo dinero, porque lo que quiero es comida, una camisa o unos pantalones.
Es verdad. No acepta dinero ni cheques ni nada parecido.
Jamás.
Te pagan el donativo en el supermercado y tú sacas de allí la comida para repartir. O te traen alimentos directamente.
Sí. Señores que quieren ayudar me compran los alimentos en el supermercado y a mí me lo sacan para aquí.
“ME DA IGUAL QUE SEA BLANCO, QUE SEA COLORADO, QUE SEA NEGRO, ÉSA PERSONA SUFRE Y YO LA AYUDO”
¿Tú no miras nunca el DNI o el color de la persona que pasa hambre? Le da igual raza o religión. Tú ayudas a las personas.
¡Claro! Para mí es una persona, evidentemente. Me da igual que sea blanco, que sea colorado, que sea negro. Ésa persona está sufriendo y en lo que pueda yo la ayudo.
¿Usted no cree que hay que echar a los que vienen en pateras?
El ser humano debe de ser tolerante y ver que son calamidades que están pasando. Desgraciadamente es que no tienen otra cosa.
Como muchos españoles íbamos a Alemania…
A ver, naturalmente. A lo que no se puede venir es a robar y hacer el mal, eso ante todo. Pedir y pedirlo siempre a la buena de Dios, todo lo que quiera.
¿Qué te dice la gente cuando coge su bolsa de comida?
Pues me dice gracias. (Se emociona de nuevo). Gracias, gracias…
Y a ti te emociona.
Son tantos los años que yo lo que digo es que lo que hace falta es hacerlo mucho, mi vida.
“PARECE QUE HAY PERSONAS QUE LLEVAN UNA CRUZ O YO QUÉ SÉ QUÉ OCURRE”
¿Hay algún tipo de gente que predomine en las colas? O el hambre, hoy en día, lo puede sufrir cualquiera.
Vienen de todas las edades. Críos recién casaditos, que yo les digo muchas veces, ¡pero bueno, cómo es posible que tú estés casado!. Y me dicen sí y éste es mi niño. Igual mayores que jóvenes, españoles que extranjeros. Pero lo que más me duele es que hay gente que lleva así toda la vida. ¡Me duele tanto decir pero bueno, cómo es posible que esta persona no mejore! Pues bien por los hijos, o por las hijas… Parece que hay personas que llevan una cruz o yo qué sé qué ocurre.
¿Alguna vez ha echado a alguien porque creía que le estaba engañando de mala manera?
No. Yo nunca he tenido ni una palabra con nadie. Ni la voy a tener. Jamás, porque aquí en casa se viene, se da y punto. No hay otro misterio.
Y, como tú dices, si alguno engaña lo dejas estar porque al fin y al cabo lo que se lleva es solo comida.
Efectivamente. Es que… Yo qué sé hija…
Es muy difícil.
Es muy difícil, mi vida.
“FÍJESE SI NECESITAN LA COMIDA QUE DOY QUE PASAN AQUÍ LA NOCHE ANTES, DURMIENDO EN LA CALLE”
Lo que sí tienes claro es que la inmensa mayoría lo necesita.
Sí, sí, eso está claro. Fíjese si lo necesitan que duermen aquí, pasan aquí la noche en la puerta de casa. O esperan desde la siete de la mañana, por ejemplo, aunque esté nevando. O haciendo un frío negro que hace a veces. Y aquí está la gente esperando hasta las cinco o cinco y media de la tarde, que lo damos; fíjese si lo tienen que necesitar.
Y además de los repartos mensuales, atiendan a gente que viene muchos días a por algo porque no tienen que comer. Que ése es otro goteo.
Claro. Sí, sí, vienen, claro que vienen. Y de cualquier punto de Castilla-La Mancha, no solo de Toledo.
“¿ALGÚN CASO QUE NO HE OLVIDADO? HAY 50.000 CASOS”
¿Hay algún caso que se te haya quedado especialmente grabado estos años?
Si es que hay 50.000 casos. Es que vienen aquí matrimonios, que se rompen, porque el no tener a veces se llega a no haber entendimiento y no cobija más que el mal humor, las malas palabras…
¿El hambre y la necesidad también rompen familias?
Claro. Se lleva todo lo que pilla por delante.
“HAY SEÑORAS QUE ME VEN, ME BESAN Y ME ABRAZAN, PORQUE VENÍAN DE NIÑAS CON SUS PADRES A POR COMIDA”
¿Hay algún caso al que hayas podido ver un final feliz?
Sí, hay señoras que me paran, que han venido aquí, incluso cuando eran pequeñas, con sus mamás y me ven ahora y están fenomenal. Yo me alegro mucho porque me besan, me dan abrazos y me dicen: ¡Pero cuánto le tengo que agradecer! Mire, estos son mis hijos y a ellos les dice, mira este señor nos ha ayudado mucho cuando nosotros lo necesitábamos. Ha habido muchas de ellas, ¿eh?. Y muchos de ellos. También yo antes he colocado a cientos de criaturas, antes, ¿eh?; antes. Había un alcalde aquí, don Luis Montemayor, que yo era un crío y la verdad es que a mí me quería y yo lo que le decía y lo hacía. Que fue el que volteó todo Toledo, puso las tuberías nuevas, arregló las calles y todo eso.
“LOS GITANOS DEL CERRO DE LOS PALOS SON CARIÑOSOS CONMIGO A MÁS NO PODER”
Lo cierto es que a ti te conocen en todos los lados. Por ejemplo, en el asentamiento gitano del Cerro de los Palos usted es una autoridad. ¿Habló con el patriarca?
Sí, siempre que he intentado hablar con ellos, ellos encantados de la vida de que vaya a hacerles una visita. Además, cariñosos a más no poder.
Tienes muchos amigos entre la población gitana. Te tratan como a un rey.
Si me tratan como a un hermano de ellos.
“LOS POLÍTICOS PODRÍAN HACER MÁS Y DEBERÍAN HACERLO”
¿Qué tal se portan los políticos?
(Se lo piensa). Pues… Bien… Bueno… Los políticos… Las cosas están realmente flojas, pero de vez en cuando traen alimentos.
¿Cree que hacen todo lo que pueden o que podrían hacer más?
Pues hombre, sinceramente se podría hacer más. Pero entiendo sinceramente que las cosas están muy mal, son muchas cosas las que estos señores tienen que atender… Pero, sí, podían hacer más y hay que hacerlo, ¿eh?. De hecho, debían de hacer más.
¿Qué tal se portan los empresarios?
Los empresarios son fabulosos. Los empresarios son divinos. Todos. Donde piso es que les falta el tiempo. Ha habido veces de llegar a un comercio donde estaban atendiendo gente y les decían espere un segundito y se ponían a hablar con migo. Y yo digo, no, atiende a esa señora o a ese señor.
“SÍ, SE HA NOTADO LA CRISIS EN LOS DONATIVOS Y SE HA NOTADO MUCHO”
¿Se ha notado la crisis en los donativos?
Sí, se ha notado y se ha notada mucho. Lo que pasa es que han fallado por un lado pero vienen otros. Pero no se van por ningún motivo, sino porque no pueden. Pero si se va uno, vienen dos. ¡Es que es increíble esto!
Supongo que tu ejemplar dedicación, a tu familia les cuesta el sacrificio de no verte muchas veces, ¿no?
Bueno, pues yo digo que, sinceramente, lo llevan muy bien. Aunque hay que ver el tiempo que yo les estoy robando en todos lo sentidos. De estar con ellos, de ir a sitios con ellos…
“UNA VEZ QUE YO NO ESTABA DESCUBRÍ A MI HIJA QUE CON CUATRO AÑOS ARRASTRABA UNA BOLSA DE COMIDA PARA DÁRSELA A UNA SEÑORA”
Pero están muy orgullosos de ti.
Están encantados. Me mandan notas, papá atiende a esta familia, que la conozco… Fíjese si les gusta, sobre todo a mi hija, que ahora tiene 38 años. Pero no tendría más de cuatro añitos cuando se presentó una mujer en mi casa y yo no estaba, porque había ido a por mi mujer a la peluquería, y cuando llegué me encontré a mi hija arrastrando las bolsas, con cuatro añitos, para dárselas a la mujer. Como yo tenía el almacén enfrente de casa, veían a la niña jugando y ya la conocían y la preguntaban por mí y cuando la dijeron que necesitaban comida subió a casa a por las llaves, abrió la puerta y arrastrando las bolsas sacó la comida. Porque no podía con ellas. Yo la dije: ¡Pero qué estás haciendo, mi vida, que te vas a hacer daño!. Y ella me contestó: es que han venido a casa, que no tenían alimentos y he bajado y se lo estoy dando papá. ¿Usted se cree? ¡Eso era para verlo! ¡Qué rica! ¡Qué angelito!
“A RAJOY LE PEDIRÍA QUE A VER SI ME PUEDE MANDAR ALIMENTOS TODOS LOS MESES”
A solas con Rajoy, ¿qué le dirías o qué le pedirías?
Muchos alimentos.
No quiere nada más.
Nada más. Y que diese puestos de trabajo, que todo el mundo trabaje y gane el pan para sus hijitos. Y, sobre todo, que a ver si todos los meses, de alguna manera, me pudiesen mandar una partida de alimentos.
“A COSPEDAL LA HE DICHO QUE MIRE MUCHO LA SANIDAD Y LA EDUCACIÓN”
Y, ¿a solas con Cospedal?
Igual. Sí, se lo he dicho. Y que mire mucho la Sanidad y la Educación… A todos, porque todos somos necesarios.
¿A solas con Page?
Lo mismo. Que tenemos que arreglar casas, calles, trabajo, de todo. Que trabaje todo el mundo.
Que trabajen más juntos y se peleen menos.
Eso de las peleas que lo dejen a un lado, porque eso es que no tiene sentido, a mi manera de ver. Lo que hay que hacer es un entendimiento entre todos y que la nación vaya para arriba.
“HAY SEÑORES QUE ME DAN MUCHO PERO NO QUIEREN SALIR”
Hay gente anónima que te da mucho, pero quiere permanecer en el completo anonimato.
Sí, hay señores de esos.
Y tú guardas celosamente el secreto.
Sí, yo les respeto con todo mi cariño.
Sin embargo, otros dan menos de lo que parece y se lo cuentan a todo el mundo…
Sí, claro, sí. Hay de todo.
Y tú sabes llevarles a todos.
Es que tiene que ser así, yo les quiero a todos, evidentemente. El que quiere salir como el que no quiere salir.
¿Cómo captas a los voluntarios, a los “hombres de blanco”, que están todo el día contigo?
Ja, ja, ja… Vienen ellos mismos. Se jubilan y no quieren estar por ahí de la Ceca a la Meca, aburridos. Vienen a mí y yo, como les conozco, les digo que sí.
Y están todos los días, a las puertas del Socorro de los pobres. Haga frío, calor, llueva o nieve.
Sí, sí, aquí estamos. Además, fenomenal. Son todos muy trabajadores, muy formales, muy buenas personas y son fiables. Ellos saben de toda la vida que aquí no se coge dinero y hay veces que viene gente ofreciendo 20 euros o lo que sea y se les dice que no.
“LOS HOMBRES DE BLANCO”
¿Decimos sus nombres?
Sí. Está Alfonso Corrales Fernández, Raimundo Tante, Félix Cuesta, Luis Fernández, Luis Merino, Galán y Ángel Rosell.
¿Qué tal la salud? ¿Ese susto del corazón haca aproximadamente un año ahora?
Ufff… Tuve un susto, ¡pero un señor susto! Un susto muy jorobado, porque operar del corazón es… Bueno, es que me hicieron dos operaciones en ocho días. También una venita de aquí que no circulaba bien (se apunta a las carótidas) y cuando me restableció un poquito de eso, del corazón. Gracias a Sanidad, hay que mirar la Sanidad. Y la educación.
Tu eras el “enchufado” de los médicos, enfermeras y auxiliares del Hospital de Toledo.
¡Bueno, bueno, bueno! Tanto enfermeras, como auxiliares o los médicos. Decían, pero si éste es Cipriano, el que da de comer a los pobres. Gracias a los medios de comunicación, claro.
“SI HUBIERA HABIDO UN AMIGO DE LOS POBRES CUANDO YO ERA PEQUEÑO HUBIERA SIDO MARAVILLOSO”
Es que todo el mundo te llama el amigo de los pobres. Alguno hasta el ángel de los pobres.
Sí, pero gracias a los medios de comunicación, que son los que me pusieron este título.
Es el que tú te ganaste.
Y la gente que recibe la comida lo siente así.
Sí, sí, lo agradecen mucho, porque lo están pasando muy mal. Si yo esto lo hubiera tenido de pequeño hubiese sido maravilloso.