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viernes, 22 de noviembre de 2024
Estatua a Federico Martín Bahamontes, en Toledo. Foto: Sara M. Trevejo.
Estatua a Federico Martín Bahamontes, en Toledo. Foto: Sara M. Trevejo.
Crónica de la despedida al "Águila de Toledo" - 09 agosto 2023 - Toledo

Es de justicia poética, o ciclista, que Federico Martín Bahamontes haya fallecido un ocho de agosto, con otra ola de calor asolando Toledo. Este mismo calor es el que siempre aprovechó «Fede» (seis veces ganador del maillot de lunares en el Tour de Francia) para superar a todos sus rivales en las duras escaladas como la que protagonizó en el 59 al vencer en el temido volcán francés de Puy de Dôme. Este calor, con su noche toledana, despide al «Águila de Toledo».

El adiós a Bahamontes ha comenzado bajo la supervisión de la misma águila que vigila la entrada a Toledo. En la Puerta de Bisagra, unos 70 ciclistas han hecho el pasillo fúnebre a un féretro que entraba por última vez al casco de Toledo. El cortejo «iba de procesión» a su llegada, como el propio ciclista decía que iba el pelotón cuando se tomaban la carrera tranquila. La ‘procesión’, eso sí, estaba llena de maillots, de cascos, de ruedas, de sillines, de bidones, de lágrimas y de sonrisas melancólicas. Estaba repleta del recuerdo a Bahamontes, al mito, pero también a «Fede», al hombre que triunfo en las carreras y volvió a Toledo para montar su tienda de bicicletas en el casco antiguo.


Al cortejo fúnebre, presidido por el coche negro que transportaba al «Águila», le ha seguido la caravana de ciclistas. Un pelotón improvisado que ha coronado la calle Real del Arrabal hasta llegar a la estatua del propio Bahamontes, en el Miradero, decorada con flores y con un gigante maillot de lunares con la palabra «Fede» escrita en su espalda. Cuenta la leyenda que la estatua ha girado un segundico el ojo para mirar, por última vez, a ese hombre que ha fraguado la leyenda que le da la razón de ser. Como querría Fede, el pelotón ha subido la cuesta ‘dando un hachazo’. No es para menos, Bahamontes no habría perdonado ir a paso ‘de procesión’ en su especialidad.

«Lo vi bajar en el 59»

Poco antes de llegar al Ayuntamiento de Toledo, donde está la capilla ardiente del ciclista, tres hombres caminan a paso ligero para despedir al mito. «Lo vi bajar en el 59», dice uno de ellos. El otro contesta: «Yo también, tenía 7 años». Aquellos días gloriosos en los que el «Águila» se paseó por Toledo luciendo su maillot amarillo se siguen recordando por la Ciudad Imperial. Nada más llegar a la puerta del Consistorio, los ciclistas se han echado el féretro a los hombros para subir a «Fede» al lugar donde todos los toledanos pueden darle el último adiós. Propios, impropios, amigos, extraños, van para despedir a Bahamontes. Su familia espera al lado del féretro, adornado con la bandera de España y con, otra vez, el águila de Toledo sobre él.

Dos amigos están ya a las puertas del Ayuntamiento. Ataviados con mochilas y ropa deportiva se encuentran a escasos metros de subir a la capilla ardiente. Uno le dice al otro: «¿Sabes? Una vez le preguntaron que cómo hacía para subir las montañas«. «¿Y qué dijo?», contesta su par. «Apretar el culo, decía que él apretaba el culo».

Arriba, el féretro. Abajo, los vecinos se arremolinan para ir, a paso ordenado, subiendo las escalares. La fotografía de Fede con su maillot amarillo y su cara de esfuerzo arropa el féretro. Durante estos días, cientos, quizás miles, de personas se acercarán a despedir a Bahamontes. «Dicen que vendrá Induráin», se escuchan susurros. Otros vaticinan que «vendrá Perico». El homenaje al «Águila» continúa en Toledo. Dice también la leyenda que la estatua homenaje de Federico Martín Bahamontes no aguantará mucho tiempo en medio de la cuesta. Que continuará escalando.

Foto: Sara M. Trevejo.

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