El Grupo de Investigación Paleoibérica de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) ha hallado en el término municipal de Valdelcubo (Guadalajara) varias huellas fósiles de notosaurio, reptil marino del Triásico Medio, hace unos 240 millones de años.
Usaban sus patas delanteras a modo de remos
La investigadora postdoctoral Mélani Berrocal Casero, del Departamento de Geología, Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Alcalá y miembro del citado grupo coordinado por el profesor Fernando Barroso Barcenilla, ha explicado en la web de la UAH que el conjunto de huellas, clasificadas como aff. Dikoposichnus, corresponden al rastro subacuático de uno de estos tetrápodos nadadores, que tenían cierta flotabilidad en el agua y usaban sólo sus patas delanteras a modo de remos para impulsarse sobre el fondo marino y desplazarse hacia adelante.
Según ha indicado, las huellas encontradas en la provincia de Guadalajara, a diferencia de las asiáticas, contienen marcas de natación, con impresiones de uñas asociadas, y detrás de cada huella hay una elevación en la roca, que se corresponde con la elevación de sedimento que produjeron las patas delanteras de este animal tocando el fondo e impulsarse.
«Este hallazgo añade nuevos datos al poco conocido estilo de locomoción de estos animales», ha afirmado la investigadora.
Reptiles marinos que habitaron los mares del Triásico
Los notosaurios eran unos reptiles marinos que habitaron los mares del Triásico, pertenecientes al superorden Sauropterygia (como los más conocidos plesiosaurios), y tenían un cuello largo y una cola alargada y podían desplazarse nadando por el agua.
A pesar de que los sauropterigios fueron relativamente abundantes en los mares del pasado, encontrar sus huellas es «extraordinariamente raro», por lo que este hallazgo, ha destacado, «es especialmente relevante para conocer dónde vivían y cómo era el estilo de locomoción de estos animales».
De esta manera, España se convierte en el segundo país del mundo en el que se han registrado huellas subacuáticas de sauropterigios del Triásico pues, hasta este descubrimiento, sólo se conocían en dos yacimientos situados en el suroeste de China.