La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha denunciado la agresión sufrida ayer por el jefe de los servicios médicos de Ocaña I por parte de un interno que previamente había cumplido condena en el mismo centro penitenciario.
Tenía el síndrome de abstinencia
La agresión se produjo por la tarde en el departamento de ingresos, donde acudía custodiado con fuertes medidas de seguridad por parte de la Guardia Civil. Tras reiteradas amenazas, el interno incrementó su comportamiento violento y agresivo.
Como en cualquier otro ingreso, de manera preceptiva, el interno fue visitado por el médico. Sin mediar muchas palabras y por la necesidad que tenía de tomar su medicación, dado su estado de abstinencia, propinó un fuerte puñetazo en la cara al jefe de los servicios médicos, rompiéndole el labio superior, provocándole hemorragias y desfigurándole el rostro.
El interno fue reducido inmediatamente por los funcionarios presentes, gracias a su excelente profesionalidad, aun careciendo de medios u otros recursos que serían sumamente importantes y necesarios para el desarrollo íntegro y completo de un puesto tan complejo.
El jefe de los servicios médicos, a consecuencia de las heridas de gravedad considerable, fue trasladado a Urgencias rápidamente.
«Os voy a cortar el cuello, voy a quemar la celda…»
El interno no depuso su actitud violenta y rompió una ventana, amenazando con un cristal roto, de forma afilada, de más de 30 centímetros de longitud y envuelto en un trozo de sábana, y gritando “os voy a cortar el cuello si se os ocurre abrir la puerta, voy a quemar la celda», con gestos bruscos y agresivos.
Los funcionarios presentes, junto con el jefe de servicios, lograron calmarlo y que depusiera su actitud, siendo trasladado a una celda de seguridad.
Desde CSIF, sindicato mayoritario en las mesas de negociación de Instituciones Penitenciarias, se reclaman más medios, formación para el colectivo y la necesidad de revisar la solicitud de agentes de la autoridad, así como la adecuación y modernización de la ley penitenciaria y los medios coercitivos necesarios para reducir a los internos reconociendo el trabajo real y de especial complejidad que realizan cada uno de los funcionarios de instituciones penitenciarias.