Las excavaciones en el Parque Arqueológico de Libisosa, el Lezuza (Albacete), siguen dejando resultados asombrosos. El equipo que trabaja en el parque ha descubierto este verano una nueva torre del acceso principal y parte del lienzo de la muralla romana, que delimita, junto a la hallada en 2022, su acceso monumental principal.
Unos hallazgos que, junto con el estudio de los objetos encontrados, pueden resultar claves descubrir cómo ha sido la evolución de la ciudad, según destacan los arqueólogos en el artículo publicado en la web de Cultura de Castilla-La Mancha.
La premisa de que el acceso contemporáneo a la parte alta del cerro y, por tanto al yacimiento, obligado por la interrupción del balate moderno, se debía a la antigua puerta oriental de la muralla, es un hecho que quedó comprobado a raíz de las excavaciones de 2022, con el descubrimiento del torreón meridional de la fortificación romana.
Los hallazgos de este verano
Con la campaña del presente verano, además del esperable hallazgo de la segunda torre, al otro lado del camino, que flanquea el ingreso por el norte, se han añadido nuevos matices que enriquecen notablemente lo que ya conocía el equipo, tanto de su construcción por parte del ejército romano republicano como del tiempo que estuvo en uso y, por tanto, de la evolución de la ciudad imperial a la que Augusto otorgará el rango de colonia con derecho itálico.
Y es que en la zona norte del parque había una situación de partida más compleja que la del sur, puesto que las intervenciones modernas había resultado dañinas para los restos patrimoniales.
Los investigadores destacan que la forma en la que el bastión se relaciona con el lienzo y se adapta al entorno es otro elemento diferenciador respecto al hallazgo meridional: este se apoya en su parte trasera, experimentando un estrangulamiento para dibujar un retranqueo, el cual se refuerza con un contrafuerte, a partir del cual el lienzo se ensancha adquiriendo el grosor de 3 m (y la misma técnica del emplecton) que conocemos en el resto de sectores excavados de la muralla.
Un amurallamiento que, más allá de las reformas posibles (como la que tuvo lugar en la puerta norte, con el cierre al tráfico rodado en época altoimperial), sucede durante las guerras civiles, inmediatamente después de la destrucción del poblado ibérico. Y tiene lugar de forma apresurada en la parte más elevada del cerro, por la necesidad del control de un centro geoestratégico como Libisosa por parte del ejército romano, ya que el paso del Sur al Levante peninsular, por la vía Heraclea, se controlaba por y desde este enclave.
El conocimiento y análisis de la técnica constructiva del nuevo torreón y su relación con el lienzo proporciona, como decíamos, unos datos muy preciosos, pero posiblemente lo más relevante de este sector ha sido la localización de diversos niveles de uso, derrumbe, amortización y abandono, que se erigen como una nueva fuente de información sobre la evolución de la colonia romana y, seguramente, su final.
Además, en estos niveles de la excavación se ha podido recuperar muchas piezas de cerámica Terra Sigillata, la vajilla de mesa romana imperial, que sería clave para la datación del periodo, así como instrumentos de hueso y objetos de bronce, como un anillo y una fíbula en perfecto estado.
Ahora habrá que estudiar en el laboratorio todo lo que se ha conseguido extraer en esta campaña, aunque los arqueólogos recuerdan que en este tipo de trabajos hay que ser pacientes, y hay que esperar para poder ser más precisos.
Los impulsores del proyecto
La excavación se ha llevado a cabo entre julio y agosto de 2023, en el marco de las subvenciones de la Viceconsejería de Cultura para la realización de proyectos de investigación del patrimonio arqueológico y paleontológico de Castilla-La Mancha, en colaboración con la Universidad de Murcia. A su vez, y como es habitual desde los inicios de nuestro proyecto, ha contado también con la financiación de la Diputación de Albacete (a través del Instituto de Estudios Albacetenses) y el Ayuntamiento de Lezuza, que proporciona los peones que, junto a los estudiantes en prácticas de la UMU y técnicos arqueólogos, constituyen nuestros recursos humanos en el trabajo de campo. Dichos trabajadores, a través de un plan de empleo municipal, continuarán la intervención en septiembre y octubre.
Los autores de lo que se recoge en este artículo, es Héctor Uroz Rodríguez (Arqueólogo y Profesor de Historia Antigua de la Universidad de Murcia), que también es director del proyecto José Antonio Molina Gómez (Universidad de Murcia) y José Uroz Sáez (Catedrático jubilado de la Universidad de Alicante).