Julia Gutiérrez Caba es una diva en esfumato, una grande empeñada en disimular su autoridad ética y estética en la interpretación y que hoy ha recibido no solo el Premio Corral de Comedias en la apertura del Festival de Almagro sino el homenaje rendido de una profesión que adora a su «Juliguti».
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No ha podido ser en el Corral de Comedias, a pesar de lo mucho que la actriz lo deseaba, debido a la tormenta que ha caído esta tarde en la localidad manchega, sino en el Teatro Municipal en que han hablado de ella los escritores Manuel Rivas y Elvira Lindo, el director Jaime de Armiñán, su sobrina nieta Irene Escolar, y la directora del festival, Natalia Menéndez.
A esas tablas, tras escuchar los mensajes grabados de su hermano, Emilio Gutiérrez Caba, y de compañeros como Nuria Espert, Pilar Bardem, Belén Rueda y Ana María Ventura, han subido luego la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, y el alcalde de Almagro, Luis Maldonado.
Y ha sido a ellos a los que ha querido dirigirse la madrileña, que en octubre cumplirá 82 años: «ya que los políticos están aquí, porque lo invaden todo, quería recordarles que nuestra profesión atraviesa en estos momentos una situación mala».
«No tengo más remedio que decirles que estoy triste y que no puedo callarme. La cultura es lo único que puede hacer al ser humano más libre, y en sus manos está poder remediarlo», les ha dicho.
Luego ha agradecido las «amables» palabras de todos y ha recordado que hace 50 años viajó a Almagro como turista, acompañada de su marido, para conocer su Corral de Comedias y que pensaba que esta noche al agradecer el premio iba a poder decir, «por fin», que había pisado su escenario, pero la lluvia lo ha impedido.
«Estos premios tienen un punto de melancolía porque es una despedida poco a poco», ha añadido la actriz, muy agradecida por «el mucho amor» que ha «notado».
Para el secretario de Estado de Cultura, Gutiérrez Caba es una mujer que «encarna no solo lo mejor del teatro sino lo mejor de la cultura» y la «encarnación de su excelencia» y la presidenta de la comunidad ha subrayado «la belleza en sus movimientos», la cadencia de su voz y «una caída de ojos que hipnotiza».
Si ha habido una palabra común que todos han utilizado para referirse a ella ha sido «elegancia», de la que ella ha hecho gala una vez más no solo por su atuendo, un traje de pantalón y casaca en azul oscuro, sino por su forma de entrar en el teatro, al compás de «My way» cantado por Frank Sinatra, y la contención con la que ha aceptado la emoción de los demás al referirse a ella.
Natalia Menéndez ha recalcado que a pesar de su gusto «por pasar desapercibida» nunca ha podido esconder un talento que ha «embelesado» a muchas generaciones y ha recordado que su voz, «la de la grande que nunca quiso serlo», es la del festival, la que da la bienvenida cada año en cada uno de sus escenarios a los espectadores.
Jaime de Armiñán ha explicado que su amiga es para todos los que la quieren «Juliguti», un sobrenombre que le puso un actor, según ella misma ha puntualizado, que le añadía un irónico «reina de la frivolidad».
«Es maravillosa. Hablamos muchas noches por teléfono, decimos picardías, recordamos gente que no existe y a otros que no deberían existir… La quiero más que locamente, serenamente. He hecho 650 guiones de televisión y 623 los ha hecho Juliguti, a la que deseo mil años de vida y felicidad», ha agregado.
José Luis Gómez, que le ofreció la lectura dramatizada sobre Teresa de Ávila que mañana hará la actriz en el ciclo «Cómicos de la Lengua», ha recalcado su «absoluta falta de pretensiones y discreción».
Elvira Lindo ha hablado de su «pelo ondulado, caída de ojos, poderosa fragilidad, forma de estar en el mundo, trabajo bien hecho, voz espléndida, inteligencia y curiosidad por el mundo», propia de «una diva discreta».
Ana Ventura ha recordado con ternura que la conoció en su primer papel, cuando tenía que salir a escena a decir solo «Soy Pepa, la de la Juana» y que tuvo tanto miedo que se quedó muda, y su sobrina nieta se ha emocionado al asegurar que con su «poder hipnótico», con su forma «de tirar de la alfombra de las mareas y las tormentas», «llena de viento su vela» y deja de tener miedo.
Manuel Rivas ha jugado con el título de la película en la que la dirigió José Antonio Bardem, «Nunca pasa nada», para señalar que «de repente» apareció ella en «esfumato», Pilar Bardem ha recalcado el amor que siente por «su» «Juliguti» y Nuria Espert ha confesado que una de las mejores cosas que le ha ofrecido el teatro ha sido trabajar con ella en «A Electra le sienta bien el luto».
El festival ha comenzado esta noche con la entrega del premio y el estreno absoluto de «la Compañía Nacional de Teatro Clásico «Donde hay agravios no hay celos», de Francisco Rojas Zorrilla, dirigido por Helena Pimenta.
La comedia, protagonizada por Clara Sanchís, Natalia Millán y Jesús Noguero, entre otros, subraya la incomunicación que se esconde tras conceptos como el honor y Pimenta ha querido un montaje lleno de alegría, reflexión e inocencia para recuperar un clásico «olvidado injustamente».