Si un líder político quiere inspirar confianza y ser respetado, está obligado a cumplir los pactos que su partido alcanza con otros, aunque no estén escritos. Pedro Sánchez, el inminente secretario general del PSOE, ha cometido su primer error antes de ser elegido oficialmente para ese cargo: ha pedido a los 14 eurodiputados de su partido que no respeten el acuerdo al que había llegado el Partido de los Socialistas Europeos (PSE) con el Partido Popular Europeo (PPE) para designar a los presidentes de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo.
Ese pacto consistía en que el partido más votado en las recientes elecciones europeas ostentaría la presidencia de la Comisión Europea -ha sido el PPE- y el segundo presidiría el Parlamento -el PSE-. Los «populares» europeos cumplieron su palabra y, el pasado 1 de julio, votaron al socialdemócrata alemán Martin Schulz para continuar al frente del Parlamento Europeo; los eurodiputados socialistas españoles, por el contrario, se han desmarcado de la mayor parte de sus colegas europeos, no han cumplido ese pacto y han votado en contra de Jean-Claude Juncker para la Comisión Europea. Finalmente ha sido nombrado, por 422 votos a favor frente a 250 en contra
LO PROMETIDO EN LA CAMPAÑA
Durante la buena y eficaz campaña que Sánchez ha llevado a cabo por las agrupaciones socialistas de toda España, recabando su apoyo para ser elegido candidato a secretario general del PSOE, siempre ha dicho que su partido no iba a apoyar a Juncker para ese cargo, porque es responsable de los recortes y las políticas de austeridad implantadas por la Unión Europea que tanto daño han hecho a la ciudadanía.
En eso tiene razón, pero se ha olvidado de que sus colegas en Europa habían alcanzado antes un pacto que él debía respetar. No lo ha hecho, sino que ha ordenado a sus diputados que lo incumplan.
LO PACTADO EN EUROPA
Sánchez estaba obligado a cumplir su compromiso con los socialistas españoles de que los eurodiputados del PSOE no apoyarían a Juncker. Pero también debía respetar el pacto de los socialistas europeos -entre ellos el PSOE, no se olvide- con el PPE.
Los eurodiputados socialistas podían haber optado por abstenerse, y así se cumpliría la promesa de Sánchez y también el pacto europeo, porque no se opondrían a nombrar a una persona del partido más votado para presidir la Comisión Europea. Pero han votado en contra por decisión de su futuro líder.
Esa orden de Sánchez ha causado malestar tanto entre los eurodiputados del PSOE como en la dirección del partido en Madrid, aunque nadie lo diga en público. No va a crear una división seria en el partido, pero es un mal comienzo para su nuevo líder, que sus adversarios políticos se encargarán de recordarle siempre que venga a cuento.
¿OTRO ERROR A LA VISTA?
Tampoco es bueno para su credibilidad que Sánchez haya dicho que el PSOE celebrará elecciones primarias en noviembre, como está previsto desde hace meses, para elegir su candidato a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales, pero ahora se incline por posponerlas hasta después de los comicios municipales y autonómicos de mayo de 2015.
Los partidarios de este retraso dicen que no sería bueno para el PSOE meterse en una batalla interna para buscar su candidato a presidente tan sólo seis meses antes de las municipales y autonómicas. Explican, además, que su nueva Comisión Ejecutiva Federal -que Sánchez está elaborando- es la que debe fijar la fecha de esas primarias, sin estar condicionada por el calendario que decidió la Ejecutiva de Alfredo Pérez Rubalcaba.
No les falta razón en esos argumentos, pero de nuevo hay que recordar que los acuerdos se alcanzan para cumplirlos, salvo por razones imprevistas y excepcionales. Y el acuerdo fue que en noviembre decidirán a quién elijen para que sea su candidato a la Presidencia del Gobierno.
Después del error de pedir a sus eurodiputados que voten en contra de lo que habían pactado, ¿cometerá Pedro Sánchez el error de no cumplir el calendario acordado para elegir su candidato?
Los dos asuntos son discutibles, porque existen argumentos para votar contra Juncker y también para retrasar las primarias. Pero estas cosas hay que pensarlas antes de decirlas porque, por mucho que lo explican, la ciudadanía no entiende que un partido serio no cumpla lo que pacta.