Continúa el juicio por el crimen de Alovera (Guadalajara) donde una mujer perdió la vida a puñaladas por su pareja. En esta tercer jornada de juicio se han podido escuchar los testimonios de familiares de la víctima y del acusado. Ambas partes han aportado versiones muy diferentes sobre el carácter de ambos.
La familia de ella insiste en los celos del marido
La madre de la víctima declaraba no comprender la razón por la que el marido de su hija acababa con la vida de esta.
Según su madre, ella llegó de Rumanía a España para trabajar y nunca ha dejado de hacerlo y, aunque al principio la relación con su esposo «iba bien», llegó un momento en el que, pese a que a ella no le contaba muchas cosas para no preocuparla porque está mal del corazón, sabía que su hija no estaba bien y llegado un momento le dijo: «Ya no puedo más».
De hecho, según ha explicado, cuando decidió abandonar la casa en la que vivía con su marido, pidió al padre que la acompañara a coger ropa porque tenía miedo y tanto la madre como el progenitor han aseverado que si volvió a su piso con él fue por los perros, porque uno estaba enfermo y «por ellos hacía todo».
En la vista ha salido a relucir en distintas ocasiones la denuncia presentada en el 2006 por la víctima contra el acusado, fijándose una orden de alejamiento que finalmente ella retiraría posteriormente porque él la llamaba para que la retirara y «al final, cedió y se reconciliaron». «No sé por qué», ha subrayado la progenitora, actualmente en tratamiento psiquiátrico.
«Nos dijo que todos los días la estaba regañando y que ya no podía vivir con él», ha señalado su padre, coincidiendo con la madre en que dejó el trabajo que tenía en un bar porque «el señor estaba celoso y no le gustaba que estuviera allí».
La vecina, testigo de la pelea
También se ha escuchado la versión de la vecina que llamó al 112 cuando se produjeron los hechos alertando de una bronca en la que escuchó gritos de la víctima.
En su llamada indicó que creía que él la estaba pegando porque la oía llorar y «una bronca tremenda» en la casa y pidió que vinieran lo antes posible, insistiendo también en que él era un hombre celoso «por el tema de maquillarse y todas esas cosas».
Y aunque no ha negado que los dos eran dos personas de carácter y que en alguna ocasión había escuchado insultos recíprocos en otras discusiones, ha coincidido también en que la víctima «borraba sus conversaciones de whatsApp». «Intuyo que por si él le espiaba el móvil que no viera lo que hablara conmigo», ha dicho. De hecho, ella misma le cambió el pin en varias veces a petición de su amiga.
La versión de los familiares del acusado
La versión ofrecida por la hermana del acusado en la vista ha sido muy diferente, asegurando que su hermano «estaba orgulloso de su mujer» y «si a ella le apetecía salir con sus amigas, él no tenía ningún problema de que saliera». Y ha señalado que ella retiró la denuncia que en su momento presentó contra él porque su hermano no había hecho nada, remarcando que N.C.G. dejó el trabajo en el bar por «acoso laboral» y estuvo de baja y empezó a tomar depresivos.
Una vista con versiones dispares por parte de los testigos de parte. Así, según la hermana del asesino confeso, la relación entre el acusado y la víctima «se rompe» en su momento porque ella estaba «con otra persona», pero que el acusado la perdonó cuando volvió, aunque ellos vivían en el mismo piso pero la relación no estaba bien y cada uno iba por su lado.