El «cole» no cierra por vacaciones. Eso sí, abre sus puertas para acoger los campamentos urbanos, una ayuda más para conciliar la vida familiar y laboral, que este año tiene además un matiz especial tras la polémica surgida alrededor de los comedores escolares. Mantenerlos abiertos o cerrados durante los meses de verano, he ahí la cuestión.
La voz de alarma llegó, como recordaba Agustín Yanel en su artículo de opinión semanal en Encastillalamancha, cuando los profesores de los colegios denunciaron que algunos niños se dormían en clase o eran incapaces de concentrarse en las tareas principalmente porque sus familias vivían bajo el umbral de la pobreza y, concretamente en el mes de junio (periodo en el que la jornada lectiva es solo por la mañana), acudían a clase sin haber desayunado.
Una denuncia nacional que también se dio en Castilla-La Mancha, donde principalmente el PSOE pidió a la Junta que mantuviese los comedores escolares de la región abiertos este verano para que esos niños tuviesen una alimentación adecuada, petición que no todo el mundo compartía. De hecho, Cáritas abogaba más por ayudar directamente a las familias.
Por su parte, desde la Junta de Castilla-La Mancha, el consejero de Sanidad, Ignacio Echániz, apuntaba que «de todos los mecanismos que existen, la apertura de los comedores escolares en periodo vacacional tiene efectos muy limitados, porque enfocar la lucha contra la pobreza solo con el comedor escolar es dejar al margen el ámbito familiar, que es donde debe resolverse».
Sea como fuere, los comedores escolares, que son competencia de la Junta, permanecerán cerrados; si bien algunos ayuntamientos han decidido conceder ayudas en este sentido y hasta crear becas para los niños más necesitados.
UNA AYUDA PARA UNOS 250 NIÑOS
En Toledo se optó por ayudar a los más pequeños y se aprobó una ayuda para 242 niños en riesgo de exclusión social con la que poder consumir productos perecederos (verdura, fruta, carne, pescado…). Una ayuda de cuatro euros diarios, que se suspende cuando esos niños asisten al campamento urbano, donde dan desayuno, merienda y comida.
«Aún así no arreglamos la situación familiar», comentaba a Encastillalamancha la concejal de Bienestar Social de Toledo, Ana María Saavedra, quien puntualizaba que, de estos años de crisis, este último es «el peor» porque antes se mantenían con «el colchón familiar», pero ahora «sigue el desempleo, no tienen para pagar luz, agua…» y se pretende, con la ayuda concedida, que en la dieta de los niños haya algo más que pasta o legumbres.
CUANDO SER REPETIDOR ES MOTIVO DE ALEGRÍA…
Algunos de estos casi 250 niños asistirán a los campamentos de verano de la capital regional, que se organizan en el Colegio Ciudad de Nara, una «vuelta al cole» donde siendo repetidor es motivo de alegría para muchos de los que disfrutan de los campamentos de verano en Toledo. «El 80 por 100 suele repetir», comenta José Antonio Campo, gerente de Ocio y Aventura y director del campamento, quien recordaba que «siempre hemos facilitado comida y desayuno, aunque se reforzó el tema de la merienda gracias al Ayuntamiento».
La alimentación sin duda es clave en los campamentos urbanos, donde existe un programa muy completo de actividades. Desde talleres dedicados al Greco, conmemorando así el IV centenario de su muerte; hasta dinámicas de grupo para fomentar la colaboración entre los niños. Además, «se favorece que aprendan cosas que no se dan en el cole y disfrutan de la piscina un día a la semana», comentaba José Antonio, quien explicaba a Encastillalamancha una de las actividades que se organizan con los padres y madres. Una jornada de convivencia donde los niños jugarán a las canicas, las chapas o la peonza; mientras que los papás tendrán que acercarse al mundo de los videojuegos.
Cuando este «curso» tan diferente acaba, después de la experiencia que se llevan, es normal que al final más de uno llore.