La producción de vino en Castilla-La Mancha en la próxima campaña de vendimia oscilará entre 20 y los 22 millones de hectolitros de vino, lo que representará una reducción de entre un 41,3 por 100 y el 47,7 por 100, según las estimaciones de las organizaciones agrarias Asaja y UPA.
Si las previsiones de las dos organizaciones se cumplen y la producción es de 20 millones de hectolitros, se produciría una reducción del 47,7 por 100 con respecto a la campaña del año anterior, en que se alcanzaron 32,5 millones de hectolitros.
En el caso de que la producción llegue a 22 millones de hectolitros, la reducción con respecto a la campaña anterior sería del 41,3 por 100.
Las organizaciones agrarias han subrayado que este volumen se puede considerar normal en Castilla-La Mancha porque responde a la cosecha media de la región, puesto que la de 2013 fue excepcional.
Tanto el secretario regional de UPA, Julián Morcillo, como el presidente de Asaja en Castilla-La Mancha, Fernando Villena, han destacado el buen estado sanitario que presenta el fruto, porque no se han registrado problemas graves de enfermedades debido a las buenas condiciones climatológicas, aunque la falta de lluvias y las altas temperaturas se han dejado notar en algunas zonas.
«Las viñas de secano son las que más sufren estrés hídrico y son las primeras que sufren las consecuencias, porque son las que rompen los esquemas cuando viene un año bueno al aumentar la producción y la reducen cuando hay algún problema», ha subrayado Villena.
El presidente regional de Asaja ha lamentado que sean los agricultores quienes tengan que facilitar las previsiones de campaña, elevándolas a «oficiales», sobre todo cuando hay un Instituto de la Viña y el Vino.
A su juicio, debería ser este organismo el que tendría que asumir esta función y hacer balances «en el campo y no en los despachos», mediante un seguimiento de las distintas fases del cultivo.
De momento, la evolución de la viña es normal, aunque si lloviera en los próximos días se favorecería tanto a la planta como a la uva, siempre y cuando no se registren tormentas de pedrisco, que serían muy perjudiciales a estas alturas.
La campaña de recolección de la uva se iniciará con la recogida de las variedades tempranas a mediados de agosto y no se generalizará hasta septiembre con la vendimia de las variedades autóctonas: airén y cencibel o tempranillo, según las zonas.
El precio de la uva volverá a ser sin duda una fuentes de conflicto entre productores e industriales, ya que a las discrepancias sobre su cotización se suceden año tras año.
En esta ocasión, se podría agudizar como consecuencia de los excedentes de vino que hay en las bodegas y la «amenaza» de la destilación de crisis, a coste cero, acordada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) si en septiembre lo consideraran necesario.
Esta situación, a juicio de las fuentes consultadas, podría perjudicar aún más al de por sí ya bajo precio que perciben los viticultores por la uva en vendimias normales y con unas existencias de vino adecuadas para el enlace de campaña.