El religioso toledano Miguel Pajares, de 75 años, que permanece aislado en un hospital de Liberia a la espera de los resultados que confirmen si ha sido infectado por el virus del Ébola, ha relatado que se encuentra postrado, con 38 grados de fiebre, «sin ganas de nada y muy mal de ánimo». «No es para menos que esté deprimido, estoy en un callejón sin salida y no veo la manera de evitar el ébola», ha dicho el sacerdote en declaraciones a Radio Castilla-La Mancha (RCM).
Miguel Pajares, natural de La Iglesuela (Toledo), ha contado que su sed es «horrible», que tiene «la boca seca» y que casi no puede hablar.
No obstante, ha dicho que ha merecido la pena su labor como misionero y su trabajo para intentar curar al religioso que murió el domingo por este virus, el director del hospital.
«Claro que ha merecido la pena, aunque nos haya resultado traicionero», ha afirmado.
Miguel Pajares, que dice que mantiene contacto permanente con su familia, que le «da ánimos», ha reconocido que siempre estará «unido» a Castilla-La Mancha porque, «aunque haya tenido poco contacto», es su autonomía.
En el hospital San José de Monrovia (Liberia) -que permanece cerrado- se encuentran aislados, tras la muerte por ébola del director del centro sanitario, cinco religiosos.
Además de Miguel Pajares, está otra española, la hermana Juliana Bohi, de origen guineano y con pasaporte español.
Junto a ellos, están aislados otro religioso, dos hermanas misioneras de la Inmaculada Concepción africanas y el administrador del hospital, de nacionalidad ghanesa.
La organización de cooperación internacional que pertenece a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios confirmó el fallecimiento del director del Hospital, el hermano Patrick Nshamdze, a causa del virus del ébola, tras dos semanas de lucha contra la enfermedad.