Días atrás, nuestro regidor municipal Emiliano García-Page nos anunciaba que la feria de Toledo iba a cambiar de ubicación y se trasladaría de manera provisional el año que viene a la Vega, donde estuvo antaño y donde yo la conocí desde mi niñez. Lo cierto es que la mayoría de los toledanos creemos que casi es un brindis al sol. Sobre todo por los inconvenientes que presenta.
No hay duda de que el mejor lugar no es la Peraleda, ya que tiene múltiples inconvenientes como la escasez de infraestructuras, etc. Pero cambiarlo y llevarlo a la Vega por un año o dos, con los inconvenientes que ello conlleva, quizá sea mejor aquello de “no menearlo”. Decía Page que “podría hacerse un eje comprendido entre la plaza de toros y Bisagra…”; ello quiere decir que la circulación se desviaría durante una semana. No me lo imagino. Sin provoca problemas la desviación que hacen en Palomarejos con las fiestas durante cuatro días, qué no será cortar y desviarlo una semana a la entrada principal de la ciudad.
Cerca de una década hace que comenzó a oírse aquello del traslado a la Huerta del Rey. Excelente lugar sin duda, pero mucho me temo que el tiempo se echará encima, llegará el año próximo y la feria seguirá en la Peraleda. Al tiempo. Existen otras prioridades en la ciudad y no veo en estos momentos al equipo de Gobierno Municipal hincando el diente al asunto.
Pero no cabe duda de que mientras que se anuncia, se vuelve a anunciar, se marea la perdiz y desviamos la atención hacia unos temas que de momento no exigen mayor dedicación. Sin duda lo mejor que tiene la Peraleda es el aparcamiento. Lo peor, que no haya nada más.
Carlos Martín-Fuertes (Toledo).