martes, 26 de noviembre de 2024
De Mora, Fandiño y Luque 02/09/2014junio 9th, 2017

Siete orejas en total y los tres toreros a hombros fue el exitoso balance de la X edición de la corrida de toros a beneficio de la asociación Aspaym en Illescas (Toledo), cuyos fondos irán destinados a la lucha contra la lesión medular.

Los toros fueron de El Ventorrillo, de muy buenas hechuras y bien presentados. Corrida manejable en general en la que destacaron por encastados los dos primeros toros. La plaza tuvo dos tercios de entrada.


Eugenio de Mora, dos orejas y oreja.

Iván Fandiño, dos orejas y ovación.

Daniel Luque, oreja y oreja.

Un año más -y van diez- se celebró la corrida a beneficio de ASPAYM, asociación que presta ayuda a los grandes lesionados medulares, de nuevo con Eugenio de Mora como alma máter del festejo, en una muestra más de la solidaridad del mundo del toro con aquellos que más lo necesitan.

Y también un año más el festejo se saldó con un interesante éxito a todos los niveles, pues la plaza registró una entrada notable, el juego de los toros permitió el lucimiento, y los toreros pudieron poner de manifiesto sus personales conceptos taurinos.

Eugenio de Mora volvió a dar un nuevo toque de atención. Su primer toro fue encastado y el toledano lo sometió con mando por abajo, sin olvidar la estética. Hubo ajuste y medida en una faena rematada de una gran estocada en todo lo alto.

El cuarto habría puesto en dificultad a un torero que no hubiera tenido claridad de ideas y firmeza de plantas. El de Mora tuvo ambas virtudes, y algunas más, aguantando y conduciendo con donosura los arreones de un toro que tuvo emoción aunque no tanta calidad.

Iván Fandiño se las vio en primer lugar con un toro de preciosas hechuras al que recibió con vistosidad y variedad de capote. Con la muleta el de Ventorrillo tuvo chispa y persiguió la tela que el vasco condujo con confianza por abajo y con largura.

A su segundo le faltó humillar, lo que dotó a su embestida de cierta sosería que el Fandiño acertó a tapar por su entrega, dejándosela (la muleta) en la cara y tirando de él hasta el final, en una faena larga y mal rematada con los aceros.

Daniel Luque brilló en sendos recibos a la verónica con el capote, tela que manejó con suavidad y templanza toda la tarde. En sus dos toros, que sin ser perfectos sí se dejaron mucho, hubo estética y cadencia, ceñimiento sobre todo por el pitón derecho, y un cierre de faena en el sexto con mucho sabor. Su balance de orejas habría sido más cuantioso si hubiera acertado a matar a la primera.

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