Continuando con la serie de reportajes Deporte Escolar en Castilla-La Mancha, viajamos hasta Azuqueca de Henares (Guadalajara). Nos abre las puertas del CEIP La Espiga su directora, Gema Herrero González, quien nos descubre la altura de miras del centro en cuanto a la salud integral de sus alumnos. Sin duda, su actividad estrella es el rocódromo, de hecho, cuentan con dos instalaciones, una en el patio y otra en el polideportivo, para que los alumnos desafíen la gravedad y demuestren lo en forma que están. Siempre, partiendo del juego como base principal en el proyecto escolar saludable (PES) del que forman parte desde sus inicios.
La escalada, aunque suene imponente, es un deporte magnífico que, siempre con seguridad, pueden practicar todos los alumnos. Este deporte contribuye al desarrollo de las habilidades motoras finas (dedos de manos y pies) y gruesas (brazos y piernas). Mejora la agilidad y el equilibrio, desarrolla la flexibilidad, la fuerza muscular en brazos y piernas y la resistencia, mejora la confianza y la autoestima de los chavales y, lo más importante, ayuda a superar retos.
«Fomentamos los recreos activos«, explica Gema. Todo el suelo del patio de este colegio tiene opciones de juegos de todos los tipos, desde el tradicional calderón hasta juegos matemáticos que obliga a los niños a moverse mientras echan cuentas. Es allí, en el patio, donde se concentra la mayoría de los recursos que el colegio tiene para fomentar la actividad física y lo reparten de dos formas: juego dirigido y juego libre.
Entre las actividades de juego dirigido tienen la Liga del Balón de Fuego, donde los alumnos de 3º a 6º se reparten en diferentes equipos organizados por cursos. Varios días a la semana, los participantes se quedan con una parte del patio para echar los partidos y la diversión está garantizada, porque los alumnos aprenden que lo importante es estar en movimiento y ser rápidos, si no el balón les puede tocar y ya sabemos todos cómo acaba el juego.
La zona de deporte del colegio tiene su propio cuadrante. Así, todos los cursos pueden disfrutar de los deportes que quieran practicar en el recreo, generalmente fútbol y baloncesto. Pero hay mucho más. Ya hemos hablado del rocódromo pero no podemos dejar de mencionar la mesa de pin pon. Sí, bajo los soportales, los alumnos que lo deseen pueden jugar a este juego menos habitual, pero que les puede hacer sudar de la misma forma.
Deporte y familia
Para ser saludables no solo es necesario hacer deporte en el centro, por ello, el colegio tiene también cuenta con lo que podríamos denominar como los «viernes de piscina«. Los mayores del colegio acuden a la piscina municipal para practicar un deporte integral. Y es que la actividad acuática refuerza los músculos, potencia la coordinación, el trabajo vestibular, la respiración y todo eso hace que el niño consiga controlar mejor su cuerpo, disfrutando de su movimiento a través de una actividad lúdica que va más allá del mero hecho de aprender a nadar.
Poder realizar esta actividad ha sido y es posible gracias a los padres y a las madres de los alumnos. Sin su ayuda acompañando a los grupos desde el colegio hasta la piscina, sería imposible que se pudiera llevar a cabo, ya que el recorrido es de unos 20 minutos. La implicación de las familias, en este caso y en todo lo que respecta al colegio es fundamental, «sin ellas no podríamos hacerlo», asegura la directora.
Y es que la salud en los niños es responsabilidad de todos, padres y profesores.
Para los más pequeños del cole, los de Infantil, las sesiones de psicomotricidad también están muy encaminadas a su salud, no solo hacen ejercicio motor, sino que la meditación es parte importante de esta enseñanza. «Lo primero es la activación y después terminan con la vuelta a la calma«, detalla Gema. Así, los peques aprenden a gestionar sus impulsos, aprenden a respirar, a escuchar a sus cuerpos y a sentirse bien consigo mismos gracias a este tipo de actividades.
Ya hemos hablado del movimiento, tanto en el apartado físico, como buscar potenciar las destrezas mentales de los alumnos, pero el PES del centro mira también por el estómago de sus niños. «Contamos con el desayuno saludable, tenemos dos días de fruta, uno de lácteos, otro bocadillo y otro para bizcochos caseros; no queremos que los niños traigan zumos ni bollería industrial por la cantidad de azúcar que tiene, así que pedimos la colaboración de las familias y diría que casi el 100 por 100 lo cumple», destaca orgullosa la directora. El objetivo es concienciar desde Infantil de la importancia de cuidar la alimentación y hacer de la comisa saludable un hábito.
Retos
Son muchos los alumnos que echan de menos el huerto que tenían antes de la pandemia, por ello, desde el equipo directivo trabajan en ver cómo recuperarlo. «Les encanta a los alumnos, hacer el surco, regar, quitar las hierbas, pero desde el Covid nos ha costado mucho retomar algunas costumbres», reconoce la directora. No obstante, está en su lista de tareas pendientes ya que implicar a los alumnos en su propio huerto tiene también muchas ventajas en su salud, de forma integral. Además, día tras día, los alumnos ven crecer los árboles que plantaron hace unos años. «Plantaron un árbol por curso y van creciendo juntos«, explica Gema, por lo que la naturaleza está también dentro del colegio y del día a día de los niños y niñas.
El curso pasado, el CEIP La Espiga participó en una jornada deportiva con otros colegios de Azuqueca. «Fue un día de convivencia, sin competitividad, que disfrutamos mucho», recuerda Gema. La idea es volver a participar en actividades deportivas que implique conocer a otros niños, jugar y practicar deporte sin el objetivo de un premio final.
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