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04/09/2014junio 8th, 2017
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¿Es posible que la mitad de los jóvenes de entre 15 y 24 años estén de acuerdo con que en España se pudiera aplicar la pena de muerte para castigar los delitos muy graves? Aunque parezca increíble, así lo confiesan, según una cuesta realizada por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Un dato muy preocupante.

Al 38,7 por 100 de los 1.000 jóvenes consultados para realizar este estudio le parece bien que los delitos muy graves sean castigados con la pena capital. Otro 17,8 por 100 también lo acepta, aunque no con tanta rotundidad y sólo con algunas condiciones. Sigue siendo preocupante.


Estos datos contradicen la tendencia generalizada en todo el mundo de avanzar hacia la abolición de la pena de muerte cada vez en más países. Según Amnistía Internacional, 140 de los más de 200 países de la Tierra prohíben expresamente en sus leyes la pena de muerte o no la aplican nunca.

778 EJECUCIONES EN 2013

A pesar del avance de ese espíritu contrario a la pena de muerte, el año pasado fueron ejecutadas al menos 778 personas en 22 países. China fue el país que batió tan macabro récord, porque acabó con la vida de más personas que en el de los otros 21 países donde se aplica esta pena. Sin contar, claro, muchos casos que se desconocen en un Estado que no se caracteriza precisamente por facilitar información.

Algo está haciendo mal la sociedad española cuando entre los jóvenes ha aumentado, en los últimos años, el porcentaje de los que aceptan la pena de muerte para castigar determinados delitos, según se ve al comparar esta encuesta con otras anteriores realizadas por la misma Fundación.

Afortunadamente, la encuesta también desvela muchos aspectos positivos de la juventud española: ha disminuido su interés por las cuestiones personales y del ocio propio al tiempo que ha aumentado su preocupación por los asuntos colectivos y sociales; se interesa más por la política; está más comprometida socialmente que en los años anteriores… En definitiva, que los jóvenes son cada vez menos pasotas y más preocupados por la sociedad y por su futuro.

LA INFLUENCIA DE LA CRISIS ECONÓMICA

Los autores de este estudio dicen que la crisis económica que padece España desde hace siete años ha influido en estos cambios en la manera de pensar de los jóvenes. Por eso se preocupan más por los asuntos políticos, rechazan los recortes en sanidad o educación y valoran las buenas relaciones con la familia, por ejemplo.

Se trata solo de una encuesta, realizada a una muestra no muy numerosa (1.000 jóvenes consultados), y como tal hay que verla. Pero las encuestas reflejan la manera de pensar de un grupo de personas en un momento determinado. En este caso, es esperanzador el cambio que refleja este informe en la manera de pensar de la juventud en varios asuntos, sobre todo por su mayor compromiso social y colectivo, y es preocupante que la mitad de los consultados acepte la pena de muerte. Esto último hay que combatirlo, porque los argumentos para ello son todos.

Y EN CASTILLA-LA MANCHA…

Del discurso de María Dolores de Cospedal en el Debate sobre el Estado de la Región se podría deducir, entre otras cosas, que en Castilla-La Mancha no existen problemas en sanidad o en educación. Pero la realidad cotidiana la desmiente.

Los políticos, salvo excepciones, no son amigos de la autocrítica y prefieren ver las cosas de color de rosa cuando aún son grises, aunque estén empezando a clarear. Ella ha caído en ese error y ha pintado un cuadro de la región que no se corresponde con la realidad. Su propuesta de bajar los impuestos después de tres años de recortes va a ser bien recibida, como otras que planteó, pero le faltó la más importante: proponer medidas concretas para lograr un gran pacto contra el desempleo.

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