Emiliano García-Page era un hombre feliz. Y no digamos Jesús Fernández Vaquero y Fernando Muñoz (secretario de Organización y secretario de Acción Electoral), las dos personas que a partir de ahora serán sus oídos, sus ojos y su boca en muchos casos en el nuevo PSOE de Castilla-La Mancha tras la «marcha» de quien hasta el sábado 25 de febrero era el secretario general de los socialistas de la región, José María Barreda.
Para certificar su proclamación como secretario general, a Page le acompañó el número uno del PSOE nacional, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien entró en el auditorio del hotel Beatriz de Toledo y justo antes de sentarse dio un emocionado abrazo a Gregoria Sánchez, además de madre de Page también la madre más feliz durante el fin de semana que ha dado una vuelta de tuerca al socialismo castellanomanchego.
Rubalcaba se sentó entre la persona que ya representa el pasado, Barreda; y quien llevará las riendas de la nueva era, Page. A la izquierda de Barreda, José Bono, también feliz. Ya lo había dicho el día anterior, que tanto él como Barreda ya no estaban para molestar, sino para ayudar.
Y en esas Page salió al estrado y fue aplaudido por todos los delegados…